Greenpeace sigue “el viaje” de nuestra ropa usada y revela cuál es su destino final

La organización ecologista rastreó prendas depositadas en contenedores para donación de ropa y solo pudieron confirmar que una de ellas fue reutilizada, después de cuatro meses de seguimiento.

Vertedero de ropa en el desierto de Atacama
El uso intensivo de recursos y desecho rápido de prendas del modelo de “fast fashion” genera impactos ambientales significativos a lo largo de toda la cadena de producción de la moda. Créditos imagen Paula Bustamante, Phys.org

El Black Friday ya está aquí, lo vemos en todas partes. Centros comerciales y sitios web nos bombardean con jugosas ofertas, y como no, las tiendas de ropa no se quedan atrás en esta carrera de las ventas.

Pero si estás pensando en aprovechar la oportunidad para renovar tu clóset, te invitamos a parar un momento antes de apretar el botón de “comprar”.

La organización ecologista Greenpeace ha revelado información impactante luego de realizar una investigación en la que depositaron 29 prendas usadas pero en buen estado en contenedores municipales y en tiendas de Zara y Mango en España.

¿A dónde van a parar?

Luego de cuatro meses de rastreo, solo pudieron comprobar que una de las prendas tuvo un segundo uso y que fue adquirida en una tienda de segunda mano en Rumanía.

Según explica la organización en un comunicado oficial, “muchas prendas siguen moviéndose y parece que no han llegado a su último destino, aunque han recorrido miles de kilómetros a lugares tan lejanos y diversos como Chile, Pakistán, India o Togo; o se encuentran en almacenes en polígonos industriales de España o simplemente siguen sin dar señal”.

El rastreo realizado entre los meses de julio y agosto ha desvelado que tanto grandes marcas como los ayuntamientos confían en los mismos gestores para la gestión de la ropa usada.

Los datos preliminares presentados por Greenpeace remarcan que prendas procedentes de ambos sistemas de recogida –ayuntamiento y tiendas –, han sido localizadas en Emiratos Árabes Unidos, que al igual que Pakistán, cuenta con centros de recepción internacionales de ropa ubicados en zonas francas, lo que facilita su reexportación.

Rio Nairobi en Kenia
Según la Agencia Europea del Medio Ambiente, el 46% de los textiles usados exportados desde la Unión Europea tienen a países africanos como destino, donde son revendidos alrededor del 60 %, mientras que el resto es desechado. Créditos imagen Greenpeace.

Además, las prendas han encontrado su camino hacia África, específicamente a Egipto, Togo y Marruecos. También se pudo rastrear una prenda en Chile, “a pesar que, América no es un destino habitual de la ropa usada que se genera en España”, explica el comunicado.

Ropa barata con altos costos ambientales y sociales

La industria de la moda rápida nos da la opción de comprar ropa a bajo costo ¡Pero atención! porque aunque no lo veas, estamos pagando un alto precio que no tiene relación con el dinero.

Las consecuencias ambientales y sociales de este modelo de producción afectan a las poblaciones menos desarrolladas.

Un informe de la Agencia Europea de Medioambiente entrega datos reveladores:

  • En 2019, el 46% de los textiles usados acabaron en África, donde los textiles que no son aptos para la reutilización acaban principalmente en vertederos abiertos y flujos de residuos informales.
  • Ese mismo año, el 41% de los textiles usados acabaron en Asia, donde se convierten en su mayoría en trapos industriales o relleno.
  • En otros casos, los textiles en Asia se reexportan a otros países asiáticos o para su reutilización en África. Los textiles que no pueden reciclarse o reexportarse acaban en vertederos.

Por otro lado, las Naciones Unidas y la Fundación Ellen MacArthur señalan que:

  • Cada año, la industria de la moda usa 93.000 millones de metros cúbicos de agua, lo que sería suficiente para satisfacer las necesidades de consumo de cinco millones de personas.
  • El 87% de las fibras que se usan para confeccionar la ropa se incinera o va directo a un vertedero.

Esta iniciativa de Greenpeace llama a la reflexión sobre el modelo de producción y consumo de ropa.

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Un primer paso, según indican, es buscar la forma de vestirnos de manera sostenible “combinando prendas nuevas de marcas sostenibles con alternativas de consumo circular (como el alquiler y la reutilización) y evitando así los costes ambientales y sociales de la “fast fashion”.

Referencia de la noticia:
Agencia Europea de Medio Ambiente. Exportaciones de la UE de textiles usados en la economía circular europea. (2023)