¿Preparado para ver algo alucinante? El movimiento hipnótico del ojo del huracán Melissa

Las imágenes satelitales del GOES-19 capturaron un fenómeno poco común en el huracán Melissa: el movimiento de mesovórtices dentro de su ojo. Un espectáculo meteorológico que combina belleza, energía y la fuerza imparable de la naturaleza.

El ojo del huracán Melissa captado por el satélite GOES-16 revela mesovórtices en movimiento, un fenómeno poco común dentro de ciclones intensos.
El ojo del huracán Melissa captado por el satélite GOES-19 revela mesovórtices en movimiento, un fenómeno poco común dentro de ciclones intensos. Crédito: CIRA / NOAA

Pocas veces la naturaleza logra cautivar y atemorizar a la vez. Las impresionantes imágenes del ojo del huracán Melissa, captadas por el satélite GOES-19 y difundidas por Instituto Cooperativo para la Investigación en la Atmósfera (CIRA, por sus siglas en inglés), han dejado al mundo boquiabierto.

En ellas se aprecia un movimiento perfectamente coreografiado de mesovórtices —pequeños remolinos internos que giran dentro del ojo del ciclón—, dando vida a un espectáculo que parece más una danza celeste que un fenómeno meteorológico extremo.

La secuencia, muestra cómo el ojo de Melissa se reorganiza en cuestión de horas. Lo que a simple vista se ve como una espiral hipnótica es, en realidad, la manifestación de la física más compleja de la atmósfera tropical: el equilibrio entre fuerza centrífuga, rotación planetaria y energía térmica liberada por la condensación del vapor de agua.

Un huracán con nombre propio y comportamiento inusual

Melissa se formó en el Atlántico a fines de octubre de 2025, avanzando rápidamente hasta la categoría máxima en la escala de Saffir-Simpson. Sin embargo, más allá de su intensidad, lo que la ha vuelto protagonista es la belleza y rareza del patrón observado en su ojo.

La Escala Saffir-Simpson de Vientos Huracanes es una clasificación de 1 a 5 basada en la velocidad sostenida del viento de un huracán. Esta escala estima los posibles daños materiales.

Los mesovórtices que aparecen girando dentro del ojo son remolinos secundarios que pueden influir en la estructura del huracán, en su intensidad y en la distribución de los vientos. En Melissa, estos pequeños torbellinos se organizaron en un patrón perfectamente circular, generando una rotación doble que el satélite GOES-19 captó con una nitidez poco común.

Según explican desde el CIRA, estos vórtices surgen cuando la energía dentro del ojo del huracán se redistribuye. Es como si el ciclón “ajustara” su balance interno, desplazando masas de aire caliente y seco entre giros de alta velocidad. Este proceso suele preceder o acompañar cambios en la intensidad del sistema, razón por la cual los meteorólogos lo observan con especial atención.

Una danza de viento y calor en el corazón del ciclón

En el video —titulado “The mesmerizing evolution of Hurricane Melissa’s mesovortices”— se puede ver cómo los vórtices se forman, giran y se fusionan en cuestión de minutos. El resultado es una rotación casi hipnótica que ha sido descrita como “el ojo más dinámico de la temporada”.

Cada vórtice en el interior del ojo puede tener un diámetro de entre 5 y 15 kilómetros y moverse a más de 200 km/h. Su interacción produce cambios abruptos en la presión central y en la intensidad de los vientos. En Melissa, este fenómeno se desarrolló justo cuando el huracán alcanzaba su máxima organización estructural sobre aguas cálidas del Atlántico.

Melissa, un ejemplo de la nueva era de observación satelital

El huracán Melissa también ha sido una oportunidad para demostrar el poder de las nuevas tecnologías meteorológicas. Las animaciones del satélite GOES-19 —que captura imágenes cada 30 segundos en alta resolución— permiten ver con un nivel de detalle sin precedentes cómo evoluciona un ciclón tropical desde su interior.

Ciclo de vida típico de un huracán del Atlántico
Ciclo de vida típico de un huracán del Atlántico. NOAA.

Antes, los meteorólogos solo podían inferir los movimientos internos del ojo mediante radares o vuelos de reconocimiento. Hoy, gracias a la teledetección avanzada, es posible “mirar dentro” del huracán y estudiar en tiempo real cómo los vórtices interactúan, se dividen y vuelven a unirse. Este tipo de observaciones son muy importantes para mejorar los modelos de predicción de intensidad, uno de los mayores desafíos actuales en meteorología tropical.

Aunque el espectáculo visual que ofrece Melissa es fascinante, no hay que olvidar que detrás de esta belleza meteorológica hay fuerza destructiva. Los mesovórtices pueden concentrar vientos extremos en sectores específicos del ojo, generando ráfagas mucho más potentes de lo que indican los promedios del huracán.

El caso de Melissa nos recuerda que, incluso en una era de avances científicos y satélites sofisticados, la naturaleza sigue siendo capaz de sorprendernos. Detrás de la hipnosis visual de su ojo se esconde la realidad de un clima global en transformación: océanos más cálidos, ciclones más intensos y procesos cada vez más rápidos.