Las tormentas geomagnéticas solo han empezado: en las próximas horas llegarán 3 eyecciones más a la Tierra

Una fuerte tormenta geomagnética G3, ha comenzado. Tras el primer impacto, tres eyecciones de masa coronal se acercan a la Tierra, esperando que al menos dos impacten directamente, ofreciendo auroras espectaculares.

Imagen artística de una Eyección de Masa Coronal (CME's) viajando hacia la Tierra.

En las primeras horas del 6 de noviembre, impactó una Eyección de Masa Coronal (CME) en la Tierra, evento que detonó una fuerte tormenta clasificada como G3, alcanzando ese umbral a las 0527 UTC, pero esto es sólo el preámbulo de lo que está por venir.

Se anticipa la llegada de 3 Eyecciones de Masa Coronal adicionales, las cuales se esperan entre ahora y el 8 de noviembre, con una alta probabilidad de que al menos dos impacten directamente nuestro planeta. Si esto sucede, la tormenta podría seguir activa (e incluso intensificarse) durante el resto de la semana.

La NOAA ha emitido una Vigilancia G3 (Fuerte) para los días 6 y 7 de noviembre, es decir, desde el jueves por la noche hasta el viernes por la mañana EST. Sin embargo, como ocurre con estos fenómenos, la intensidad exacta de la tormenta resultante es incierta hasta que no impacte.

Cuando una CME impacta, llega primero el frente de choque, lo cual puede generar respuestas geomagnéticas inmediatas y repentinas. Los científicos esperan las observaciones precisas desde el Punto de Lagrange 1 (L1) para conocer la velocidad, fuerza magnética y orientación real.

Las auroras son el resultado de las tormentas geomagnéticas provocadas por las CME's.

Aunque la tecnología enfrenta riesgos por estas ondas de energía, los habitantes de latitudes altas podrán disfrutar de un regalo celestial, de hecho ya se han visto auroras desde estados del norte de EE. UU., como Minnesota, a pesar de la brillante luz de la Luna. Además de poder ver el Cometa Lemmon cerca de estas luces polares.

El Sol en su máximo esplendor

Las Eyecciones de Masa Coronal (CME), son ráfagas de plasma y campos magnéticos que el Sol lanza al espacio durante erupciones solares, eventos que son más frecuentes ahora que el Sol se encuentra al máximo de su ciclo de actividad.

La actividad solar se origina en capas como la fotosfera, donde nacen las manchas solares, que son áreas de intensa actividad magnética. Estas manchas son cruciales, pues indican tormentas inminentes y pueden generar las fulguraciones o erupciones violentas que liberan enormes cantidades de energía.

Las tormentas geomagnéticas, se clasifican desde G1 (débiles) hasta G5 (potentes). Eventos como el de mayo de 2024 alcanzaron el nivel G5, el más alto, algo que no se había visto en el planeta desde las épicas tormentas de 2003.

Estos picos de actividad, subrayan la importancia de conocer y predecir el clima espacial. El Evento Carrington de 1859 es un recordatorio claro de la fragilidad de nuestra infraestructura ante la furia solar. Una eyección masiva de plasma perturbó las comunicaciones telegráficas de la época, causando chispas en equipos.

Un abrazo protector

La Tierra, posee un escudo invisible y poderoso que nos resguarda: la magnetosfera. Este campo magnético, generado en el núcleo terrestre, actúa como una esfera protectora gigante, desviando la mayor parte de las partículas cargadas del viento solar. Si bien nos protege en la superficie de la radiación directa, tormentas intensas pueden inducir corrientes eléctricas.

Las tormentas geomagnéticas, pueden impactar severamente la infraestructura tecnológica de la vida moderna y los satélites que orbitan la Tierra son especialmente vulnerables, ya que pueden interferir con sus operaciones, alterar la precisión de los sistemas de GPS y afectar las comunicaciones por radio, además de provocar fallas en la red eléctrica.

Diagrama del clima espacial y magnetósfera terrestre.

Los sistemas de alerta temprana, son fundamentales para mitigar estos riesgos inminentes. Agencias como el Centro de Predicción del Clima Espacial (SWPC) notifican a operadores de redes eléctricas y satélites antes de las tormentas para que tomen precauciones, por ejemplo, la NASA puede apagar instrumentos en naves espaciales para protegerlos.

Misiones futuras como la Constelación de Dinámica Geoespacial (GDC) y DYNAMIC de la NASA están diseñadas para observar y medir cómo responde nuestra atmósfera a estos flujos de energía. Estos datos serán cruciales para la protección en futuras misiones tripuladas a Marte o la Luna.

Luces en el firmamento

La consecuencia más bella y visible de estas tormentas solares son las auroras boreales y australes, un verdadero deleite para los observadores. Se forman cuando las partículas solares cargadas eléctricamente chocan con la atmósfera, siendo canalizadas por el campo magnético terrestre. Esta energía se libera en la ionosfera en forma de radiación, creando los icónicos tonos de luz.

Si la tormenta es lo suficientemente fuerte, como la reciente G3, o la G5, las auroras pueden verse en latitudes inusualmente bajas. Se han reportado avistamientos que sorprendieron a observadores en lugares tan al sur como el norte y parte del centro de México.

Los próximos días podrían ofrecer una rara conjunción celestial digna de fotografía. El Cometa Lemmon (C/2025 A6) se acerca al Sol, alcanzando su punto más cercano (perihelio) el 8 de noviembre y los observadores podrían tener la suerte de enmarcar este cometa con el resplandor de una CME impactando en forma de aurora.

Para capturar este espectáculo, no siempre se necesita equipo astronómico complejo. Las cámaras modernas, incluyendo las de los teléfonos móviles, son considerablemente más sensibles a los colores de las auroras que el ojo humano. Los expertos recomiendan intentar tomar una foto para sorprenderse de lo que la lente es capaz de revelar en el cielo nocturno.