Noviembre 2025 bajo el cielo estrellado: Superluna del Cazador, oposición de Urano y lluvia de Leónidas
Noviembre 2025 nos regala noches espectaculares en las que podrás ver la Superluna del Cazador, avistar la oposición de Urano y disfrutar de las veloces Leónidas junto a Casiopea y Andrómeda.

Este mes el planeta anillado Saturno, se alza con esplendor en el cielo suroeste-sur, y su luz dorada destaca como el objeto más brillante tras la Luna. Los anillos se inclinan casi de canto, lo que añade un atractivo especial para la observación astronómica.
Al comenzar noviembre, la Luna creciente se acercará a Saturno durante las noches del 1 y 2, y al final del mes, del 28 al 29, la Luna gibosa creciente volverá a reunirse con él hasta cerca de medianoche. Este doble encuentro lunar con Saturno representa una oportunidad visual privilegiada.
Por otro lado, el lejano Urano alcanzará la oposición el 21 de noviembre, cuando la Tierra se encuentre entre el Sol y Urano, logrando las condiciones óptimas del año para observarlo, sincronía que se repite aproximadamente cada 370 días.
Aunque Urano está al límite de la visibilidad sin instrumentos, la noche de la oposición coincide con Luna Nueva, lo que ofrece cielos más oscuros y mayor contraste. Mientras tanto, planetas como Mercurio y Marte serán cada vez más difíciles de localizar, pues se ocultan en el resplandor del crepúsculo.

Para los que buscan un gigante brillante antes del amanecer, Júpiter protagoniza el cielo alto junto a las estrellas Cástor y Pólux. Venus se despedirá lentamente del horizonte oriental y será menos visible cada día, por lo Júpiter será, hacia finales de noviembre, tu mejor apuesta planetaria tras el anochecer.
Encuentros cercanos con la Luna
El 5 de noviembre de 2025 la Luna llena nos invita a un espectáculo especial: la llamada Superluna del Cazador, ya que estará en su punto más cercano al perigeo y se verá alrededor de un 8 % mayor y un 16 % más brillante que una Luna llena típica.
Ese mismo día la Luna alcanzará el perigeo, lo que explica su aspecto “enorme”. En contraste, el 20 de noviembre marca el apogeo lunar —su punto más distante de la Tierra— coincidiendo con la Luna Nueva más lejana del año, una “microluna”.
En torno al 12 de noviembre viviremos el Cuarto Menguante, visible alto antes del amanecer. Y durante las noches cercanas al 20, con el cielo libre de la Luna, se presentan condiciones ideales para observar estrellas, galaxias o nebulosas que requieren oscuridad auténtica.
Al cierre del mes, el 28 de noviembre, la Luna alcanza el Cuarto Creciente. Verás cómo se engrosa y pasa por constelaciones como Capricornio, visible al atardecer y ocultándose cerca de medianoche. Es momento óptimo para observar los cráteres del terminador lunar.
Lluvias de meteoros y visitantes
La gran cita de noviembre es la lluvia de meteoros Leónidas, cuyo pico se espera entre la noche del 17 al 18. Las condiciones serán excelentes, pues ocurren poco antes de la Luna Nueva, lo que favorece cielos oscuros. Se pueden esperar de 15 a 20 meteoros por hora bajo un cielo libre de contaminación lumínica.
El radiante —el lugar del que parecen emerger los meteoros— se encuentra en la constelación Leo. Esta lluvia es producto de los escombros del Cometa Tempel‑Tuttle al atravesar la órbita de la Tierra. Para observarlas, conviene esperar hasta que Leo se eleve, usualmente poco antes de medianoche.

A inicios de mes también concurren las lluvias Táuridas del Sur (pico el 5) y Táuridas del Norte (pico el 9). Aunque la Luna Llena pueda afectar la visibilidad, estas lluvias suelen producir bolas de fuego lentas y muy brillantes, lo que aumenta la posibilidad de avistar alguna especial.
Además, entre los cometas visitantes, el Cometa Lemmon podrá observarse desde el Hemisferio Sur a comienzos de noviembre, aunque su brillo es tenue. Los cometas nos recuerdan que más allá de nuestro sistema planetario habitan viajeros helados cargados de historia.
Recorriendo las constelaciones otoñales
Durante las noches de noviembre, alrededor de las 21 u 22 h hora local, el cielo invita a explorar sin prisas: busca un lugar oscuro, deja que tus ojos se adapten unos 15 a 20 minutos, y comienza a reconocer patrones estelares que te guiarán hacia destinos celestes fascinantes.
En el Hemisferio Norte destaca la constelación Casiopea, reconocible por su forma de “W” o “M”. Está situada frente al brazo de la Osa Mayor y su estrella más brillante, Schedar, es un excelente punto de referencia para orientarte en el cielo.
Junto a Casiopea aparece Andrómeda, con su estrella Alpheratz formando una esquina del Gran Cuadrado de Pegaso y alberga la majestuosa Galaxia de Andrómeda (M31), la gran galaxia espiral más cercana a nosotros y visible a simple vista bajo cielos oscuros. Su luz ha viajado 2.5 millones de años para llegarnos.
Para quienes están en el Hemisferio Sur el cielo ofrece constelaciones modernas como Tucán —representando un ave tropical— y acompaña a la Escultor, muy tenue y sólo visible bajo cielos limpios. Tucán se encuentra cerca de la Nube Menor de Magallanes, lo que facilita su localización.