Antártida: sorprende el descubrimiento de hielo fósil con burbujas de aire de 6 millones de años de antigüedad

Un equipo internacional halló en la Antártida un bloque de hielo de seis millones de años que conserva aire antiguo y pistas directas sobre cómo era la atmósfera en un planeta mucho más cálido. El hallazgo ofrece una oportunidad única para reconstruir el pasado profundo del clima de la Tierra.

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La imagen muestra parte del equipo de Shackleton durante la excavación. Imagem: Julia Marks Peterson, COLDEX.

Una expedición científica ha desenterrado en la región de los Allan Hills, al este de la Antártida, una masa de hielo de aproximadamente seis millones de años de antigüedad. Esta muestra encapsula aire atrapado y nos permite retroceder en el tiempo hasta el Mioceno tardío, cuando el planeta lucía muy distinto al actual, tal como indica ScienceDaily.

Un bloque de hielo de seis millones de años en la Antártida nos muestra que la región se enfrió unos 12 °C desde ese entonces, y esa cápsula atmosférica del pasado puede ser clave para anticipar el clima del futuro.

El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, ha sido realizado por equipos del centro Center for Oldest Ice Exploration (COLDEX) y otras instituciones americanas, y marca un nuevo récord: hasta ahora, los hielos estudiados tenían una edad máxima en torno a los 800.000 años.

Además del valor puramente histórico y geológico, la investigación permite estimar cambios drásticos de temperatura (una disminución de alrededor de 12 °C en la región desde ese entonces) y abre la puerta a entender mejor la evolución de los gases de efecto invernadero y del nivel del mar.

Una ventana al Mioceno: lo que el hielo nos revela

Los datos isotópicos del hielo muestran que la región de los Allan Hills experimentó un enfriamiento acumulado de unos 12 ± 2 °C entre hace seis millones de años y el Pleistoceno tardío. Este dato es clave porque hasta ahora se sabía del enfriamiento global, pero no había evidencia directa tan antigua en hielo.

La datación se obtuvo midiendo el déficit de ^40Ar en las burbujas de aire atrapadas, técnica de precisión elevada. El déficit de ^40Ar es una pequeña falta del gas argón-40 dentro de las burbujas de aire atrapadas en el hielo antiguo. Esa falta ocurre porque con el paso de millones de años parte del argón se escapa o se redistribuye en el hielo, y la cantidad perdida permite calcular cuántos millones de años han pasado.

Durante esa época del Mioceno tardío el planeta tenía temperaturas más elevadas y un nivel del mar significativamente mayor que el actual. Los hielos de Allan Hills actúan por tanto como una cápsula del pasado que permite observar cómo era la atmósfera antes de las últimas glaciaciones intensas. El contexto es relevante ya que épocas más cálidas ayudan a comprender los escenarios que podrían repetirse o acelerarse en el futuro.

Implicaciones para la ciencia del clima y la previsión

La medición de gases atrapados en estos hielos abre una nueva dimensión para los modelos climáticos: conocer cómo variaron el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y la temperatura en un pasado mucho más remoto mejora la capacidad de proyectar futuros cambios. Los investigadores señalan que ahora se puede calibrar con mayor precisión cómo responde el sistema climático cuando la Tierra está más caliente que hoy.

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Núcleo de hielo antártico de 6 millones de años de antigüedad. Crédito: COLDEX

Para la predicción del nivel del mar y el comportamiento de las capas de hielo continentales, este archivo antiguo adquiere una relevancia crítica. Si hace seis millones de años el nivel del mar era más alto, eso indica que los umbrales de estabilidad de las capas pueden ser menores de lo que se pensaba. El mundo actual está acercándose a esos escenarios.

En ese sentido, el hallazgo puede impulsar la planificación científica y política: saber qué pasó cuando la Tierra estaba más caliente puede informar decisiones sobre mitigación, adaptación, conservación de glaciares y protección de zonas costeras. Esta línea entre pasado y futuro climático merece máxima atención.