¿Calentamiento global o nueva Edad de Hielo? Un fallo en el ciclo del carbono puede disparar el Ragnarök
Un estudio revela cómo el planeta podría "pasarse de rosca" al enfriarse tras el calentamiento, gracias a un fallo en el ciclo del carbono que acelera el enfriamiento extremo, actuando como un Ragnarök.

En las antiguas leyendas nórdicas, los dioses temían el Ragnarök, un ciclo de destrucción y renacimiento que barría el mundo con fuego y hielo. Hoy, la ciencia nos cuenta una historia similar, pero con el carbono como protagonista: un elemento que danza entre la atmósfera, los océanos y la tierra, regulando nuestro clima como un equilibrista en una cuerda floja.
Esto es porque nuestra atmósfera funciona como un termostato, ajustada para mantener una temperatura cómoda mientras su composición esté en equilibrio. Pero ¿y si, al intentar corregir un verano abrasador, se descontrola y nos lanza directo a un invierno eterno?
Eso es lo que un equipo de investigadores de la Universidad de California en Riverside (UC Riverside) acaba de publicar en Science, y podría cambiar la forma en que vemos nuestro futuro climático.
Pero no, no es una profecía apocalíptica digna de Hollywood, sino un vistazo a los mecanismos ocultos de la Tierra. Mientras batallamos contra el calentamiento global impulsado por nuestras emisiones, el planeta tiene sus propios trucos para equilibrarse. Pero si este "truco" es demasiado drástico, podríamos experimentar una era de glaciaciones en un parpadeo geológico.
El ciclo del carbono: el termostato del planeta
El ciclo del carbono es como el sistema de reciclaje de la Tierra. El CO2, que calienta la atmósfera como una manta, es absorbido por plantas, océanos y rocas. Las plantas lo usan en la fotosíntesis, los océanos lo disuelven y las rocas lo atrapan al erosionarse con la lluvia, formando carbonatos que se hunden en el fondo marino.

Este proceso, llamado meteorización, actúa como un freno: a más calor, más lluvia y erosión, lo que elimina CO2 y enfría el planeta. Es como un chef que ajusta los ingredientes de un plato para que quede perfecto. Pero un chef, como este sistema, no son infalibles.
Los investigadores hallaron que un defecto en los océanos puede amplificar el enfriamiento, convirtiendo un ajuste suave en una violenta patinada hacia el hielo.
Sabemos que en el pasado el sistema ha fallado, causando climas extremos, desde calores extremos a glaciaciones. Hoy, nuestras emisiones de CO2 —de autos, fábricas y deforestación— lo están sobrecargando. Los investigadores de UC Riverside, liderados por el geólogo Andy Ridgwell, usaron modelos computacionales para simular un millón de años de clima.
El bucle que congela
El problema está en los océanos, que funcionan como una fábrica de cerveza donde el fitoplancton, esas plantas microscópicas que producen la mitad del oxígeno que respiramos y absorbe CO2, son las estrellas. Cuando el CO2 sube y el planeta se calienta, las lluvias arrastran más fósforo —un nutriente clave— al mar.
Esto es como echar fertilizante a un jardín: el fitoplancton se multiplica, absorbe CO2 en la fotosíntesis y, al morir, lo entierra en el fondo marino, enfriando el clima. Todo parece perfecto, hasta que el sistema se descompone.
#A newly identified carbon cycle feedback suggests Earths climate system may overcorrect for warming, potentially triggering an #Ice age, though such cooling would occur on a geological timescale. @UCRiverside @sciencemagazine https://t.co/lkiQA37KhY https://t.co/oxRgprIghB
— Phys.org (@physorg_com) September 26, 2025
En aguas cálidas, el oxígeno escasea, creando zonas muertas donde la descomposición libera más fósforo, alimentando más plancton y acelerando la remoción de CO2. Este bucle, de acuerdo con Ridgwell, puede hacer que el enfriamiento se dispare.
En el pasado, con menos oxígeno atmosférico, esto provocó glaciaciones masivas, como el "Snowball Earth" o “Tierra bola de nieve”, un periodo catastrófico en el que el planeta casi se congeló por completo, cubriendo toda la superficie con hielo, incluso los océanos, hace unos 700 a 600 millones de años. Hoy, con más oxígeno, el efecto sería menos brutal, pero aún podría adelantar una edad de hielo en decenas de miles de años.
Un planeta impredecible
Este descubrimiento no significa que el calentamiento global desaparecerá pronto. Nuestras emisiones mantendrán el planeta caliente por milenios, con sequías, inundaciones y pérdida de biodiversidad. Como dice Ridgwell, el enfriamiento "no llegará a tiempo para salvarnos". Es como apagar un incendio después de que la casa ya ardió. Pero este fallo nos enseña que el clima es caótico, como un río con rápidos inesperados.

La lección es clara: reducir emisiones con energías limpias, reforestación y políticas verdes es urgente para no sobrecargar este ciclo frágil. Incluso podríamos explorar geoingeniería, como fertilizar océanos con cuidado, para controlar el CO2 sin desatar el bucle. Este hallazgo nos recuerda que la Tierra es un sistema vivo, con trucos propios, y que debemos actuar hoy para evitar un guion climático de extremos, donde el hielo siga al fuego.
Referencia de la noticia:
Hülse, D., Ridgwell, A. Instability in the geological regulation of Earth’s climate. Science 389, eadh 7730 (2025).