Confirman que los humanos llegaron a Norteamérica miles de años antes de lo que se creía

Antiguas huellas en White Sands (Nuevo México) desafían la historia al datar la presencia humana en Norteamérica miles de años antes de lo que se creía.

White Sands
Unas antiguas huellas humanas descubiertas en el Parque Nacional de White Sands revelan que los humanos han estado presentes en Norteamérica durante mucho más tiempo del que se creía.

En un descubrimiento sin precedentes que desafía la sabiduría convencional, investigadores del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) y un equipo internacional de científicos han confirmado que las antiguas huellas humanas halladas en el Parque Nacional de White Sands, Nuevo México, tienen entre 21.000 y 23.000 años de antigüedad.

Controversia en torno a las fechas

Esta revelación retrasa en milenios la cronología de la presencia humana en Norteamérica, arrojando luz sobre una época en la que los primeros humanos caminaban junto a la megafauna, mucho antes de la extinción terminal del Pleistoceno.

Este descubrimiento, anunciado inicialmente en septiembre de 2021, se ha visto reforzado por nuevas investigaciones, poniendo fin a las dudas sobre la exactitud de estas antiguas fechas.

Según Jeff Pigati, geólogo investigador del USGS y coautor del reciente estudio que confirma la antigüedad de las huellas de White Sands, "la reacción inmediata en algunos círculos de la comunidad arqueológica fue que la precisión de nuestra datación era insuficiente para hacer la extraordinaria afirmación de que los humanos estuvieron presentes en Norteamérica durante el Último Máximo Glacial. Pero nuestra metodología específica en esta investigación ha valido la pena".

Reevaluación de la fechación por radiocarbono

La controversia en relación con estas antiguas huellas giró principalmente en torno a los métodos de fechación empleados. En un principio, se utilizó la datación por radiocarbono para determinar la antigüedad de las huellas, basándose en las semillas de la planta acuática Ruppia cirrhosa encontradas en las impresiones fosilizadas.

Sin embargo, surgieron dudas sobre si plantas acuáticas como la Ruppia podrían haber absorbido carbono del agua en lugar del aire circundante, lo que podría sesgar los resultados.

Un enfoque múltiple de la validación

Kathleen Springer, geóloga investigadora del USGS y coautora principal del reciente estudio, manifestó que el equipo de investigación estaba comprobando sus propios resultados con "múltiples líneas de pruebas" mientras se publicaban las conclusiones originales.

Y añadió: "confiábamos en nuestras edades originales, así como en las sólidas pruebas geológicas, hidrológicas y estratigráficas, pero sabíamos que era fundamental un control cronológico independiente".

Granos de polen: una ventana al pasado

Para su estudio de seguimiento, los investigadores recurrieron a la datación por radiocarbono del polen de coníferas de plantas terrestres. Este método eliminaba las posibles complicaciones derivadas de la datación de plantas acuáticas. Cada muestra se preparó meticulosamente, aislando unos 75.000 granos de polen para su análisis.

En particular, las muestras de polen se recogieron exactamente en las mismas capas que las semillas originales, por lo que se pudo realizar una comparación directa. En todos los casos, la edad del polen era estadísticamente idéntica a la edad de la semilla correspondiente.

"Las muestras de polen también nos ayudaron a comprender el contexto medioambiental más amplio de la época en que se hicieron las huellas", señaló David Wahl, geógrafo investigador del USGS y coautor del reciente estudio. "El polen de las muestras procedía de plantas que suelen encontrarse en condiciones glaciares frías y húmedas, en marcado contraste con el polen de la playa moderna, que refleja la vegetación desértica que se encuentra allí en la actualidad."

Granos de cuarzo y datación por luminiscencia

Además de la datación basada en el polen, el equipo empleó la luminiscencia estimulada ópticamente para datar granos de cuarzo. Este método determinó que las muestras de cuarzo recogidas dentro de las capas que contenían huellas tenían una edad mínima de aproximadamente 21.500 años, proporcionando un apoyo adicional a los resultados del radiocarbono.

Con tres líneas de evidencia distintas que convergen en el mismo rango de edad aproximado, la probabilidad de errores o sesgos en el proceso de datación disminuye significativamente. En conjunto, estos hallazgos apoyan firmemente la idea de que las huellas de White Sands datan de hace entre 21.000 y 23.000 años.

Un nuevo capítulo en la historia de la humanidad

Esta extraordinaria investigación fue fruto de la colaboración entre científicos del USGS, el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, el Servicio de Parques Nacionales y varias instituciones académicas.

Sus investigaciones en curso en White Sands pretenden desentrañar las condiciones ambientales que permitieron a los primeros humanos prosperar en el sur de Nuevo México durante el Último Máximo Glacial, aportando valiosísimos datos sobre nuestra historia común.

El descubrimiento de estas antiguas huellas nos recuerda que la historia de las migraciones y adaptaciones humanas es mucho más compleja y antigua de lo que creíamos, abriendo nuevos capítulos en nuestra comprensión del viaje humano a través del globo.