Descubren el séptimo sentido humano: el tacto remoto, para "sentir" sin tocar

Científicos prueban que detectamos objetos enterrados en arena antes de rozarlos, como hacen las aves playeras. Un hallazgo que redefine nuestros sentidos y abre puertas a la robótica.

Séptimo sentido
Los hallazgos de este estudio también ofrecen valiosos puntos de referencia para mejorar la tecnología de asistencia y la detección táctil robótica. Crédito de la imagen: Neuroscience News

En las antiguas leyendas griegas, los dioses poseían dones sensoriales que trascendían lo humano, como el olfato infalible de los sabuesos divinos. Hoy, la ciencia nos acerca a esa mitología: investigadores han descubierto que nosotros, simples mortales, contamos con un "tacto remoto", un séptimo sentido que permite percibir objetos sin tocarlos directamente.

Este avance, presentado en la Conferencia Internacional del IEEE sobre Desarrollo y Aprendizaje (ICDL), surge de experimentos realizados en la Universidad Queen Mary de Londres y el University College London. Los científicos probaron con voluntarios que, al deslizar sus dedos por arena con cubos escondidos debajo, los detectaron con un 70 % de precisión. ¿Cómo? A través de ondas de presión minúsculas que viajan por el medio granular, como ecos en una cueva submarina.

Este es un recordatorio de que nuestros sentidos no son jaulas rígidas, sino redes flexibles que se extienden al mundo.

¿Cómo funciona este tacto invisible?

Piénsalo como un radar de bolsillo: cuando mueves el dedo en la arena, generas pequeñas deformaciones que rebotan en objetos enterrados y regresan como vibraciones sutiles a tu piel. Esas señales mecánicas, imperceptibles a simple vista, activan receptores en tus terminaciones nerviosas, alertándote de lo que acecha debajo.

En el estudio, los participantes localizaron cubos a centímetros de distancia, superando el azar con creces. No se necesita equipo especial; basta con la sensibilidad natural de la mano humana, que actúa como un sensor vivo.

Los investigadores compararon esto con playeros y chorlitos, aves que usan sus picos para "escuchar" presas bajo la arena húmeda mediante campos de presión. Aunque nosotros carecemos de ese pico especializado, nuestra piel demuestra una precisión similar: 70.7 % de aciertos, frente al 40 % de un robot entrenado con algoritmos de IA.

Esta analogía con la naturaleza subraya que la evolución nos ha dotado de herramientas sensoriales más amplias de lo que creíamos, convirtiendo un simple roce en una exploración profunda.

De la playa al espacio exterior

Este descubrimiento no solo amplía nuestra idea de los sentidos —pasando de cinco a siete, al menos—, sino que revoluciona la tecnología. Para personas con discapacidades táctiles, significa prótesis que "sientan" a distancia, como una mano biónica que detecta obstáculos en la oscuridad. En robótica, inspira sensores para excavaciones arqueológicas delicadas o rescates en escombros, donde la visión falla.

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Pero vayamos más allá: imagina robots explorando el suelo marciano, arenoso y hostil, o fondos oceánicos plagados de sedimentos. Aquí, el tacto remoto podría hacer misiones más seguras y eficientes, evitando daños a reliquias o muestras preciosas. Zhengqi Chen, del equipo, lo resume: "Abre puertas a herramientas que extienden nuestra percepción táctil".

Reflexionando, esto nos invita a cuestionar: ¿cuántos "sentidos" ignoramos en el ajetreo diario? Quizás ese cosquilleo intuitivo al entrar a una habitación vacía sea un eco similar.

Exploración marte
Las aplicaciones que este descubrimiento puede tener en el desarrollo de prótesis o en la exploración espacial son inmensas

En última instancia, este hallazgo nos humaniza de nuevo, recordándonos que somos parte de un ecosistema sensorial vasto. Como en las películas de ciencia ficción donde el héroe "siente" el peligro inminente, la realidad nos muestra que ya poseemos superpoderes latentes. Cultivarlos podría transformar no solo la ciencia, sino cómo interactuamos con el mundo: más atentos, más conectados.

¿Y si el verdadero tesoro está en redescubrir lo que siempre hemos tenido?

Referencia de la noticia

Lucia Graves (2025). Touching Without Contact: We Physically Sense Objects Before Feeling Them. Neuroscience News