El hongo invisible que amenaza con devorarnos desde dentro: la expansión silenciosa del Aspergillus
El cambio climático, el uso excesivo de fungicidas y la creciente resistencia a los tratamientos están impulsando una crisis sanitaria silenciosa: la aspergilosis, una infección fúngica potencialmente mortal que se propaga sin control y para la cual el mundo aún no está preparado.

Es el hongo que todos respiramos, pero que puede matar a los más vulnerables. El Aspergillus es un género de hongos ubicuos, presentes en el suelo, el polvo, la materia orgánica en descomposición e incluso en ambientes interiores como hogares y hospitales.
Aunque la mayoría de las personas inhalan sus esporas diariamente sin consecuencias, en individuos inmunodeprimidos o con enfermedades pulmonares previas, estas esporas pueden desencadenar infecciones graves, como la aspergilosis invasiva, que puede ser mortal si no se trata a tiempo.
La aspergilosis se manifiesta en diversas formas, desde reacciones alérgicas hasta infecciones pulmonares crónicas. Sin embargo, la forma más grave es la aspergilosis invasiva, donde el hongo penetra en los vasos sanguíneos y se disemina a otros órganos, causando fiebre, dolor torácico, tos con sangre y dificultad respiratoria .
Recientemente, se han reportado brotes en hospitales debido a remodelaciones que liberan esporas al aire, afectando a pacientes en unidades de cuidados intensivos. Un caso notable ocurrió en el Hospital El Pino en Santiago de Chile, donde se cerraron cinco pabellones quirúrgicos tras detectarse casos de aspergilosis pulmonar.
Killer fungus warning: Climate change is driving a surge in deadly Aspergillus across Europe.
— National Aspergillosis Centre (@MFT_NAC) May 16, 2025
By 2100, A. fumigatus could threaten 9M more lives. A. flavus may worsen food safety via aflatoxins.
Urgent action needed.
https://t.co/lap2ry0UVm pic.twitter.com/PPy1DGKwrm
El cambio climático y la resistencia a antifúngicos agravan la amenaza
El calentamiento global está alterando la distribución geográfica de las especies de Aspergillus, tal como reporta National Geographic. Un estudio reciente predice que, bajo escenarios de calentamiento severo, Aspergillus fumigatus podría expandirse hasta un 77% en regiones templadas, mientras que Aspergillus flavus aumentaría su presencia en un 16%.
Además, el uso extensivo de fungicidas agrícolas, especialmente los azoles, ha contribuido al desarrollo de cepas resistentes. Estas cepas resistentes complican el tratamiento de las infecciones, ya que los medicamentos antifúngicos tradicionales se vuelven menos efectivos ante esa situación.
Esto significa que poblaciones humanas que hasta ahora estaban menos expuestas podrían enfrentar, en pocos años, una mayor incidencia de infecciones fúngicas graves.
La combinación de estos factores crea un escenario preocupante, donde infecciones previamente controlables se convierten en amenazas significativas para la salud pública, especialmente en poblaciones vulnerables.
Es por ello que el aumento de la temperatura crea un escenario complejo. La comunidad científica insta a políticas de uso responsable de fungicidas, vigilancia ambiental activa y el desarrollo urgente de nuevos compuestos terapéuticos.
Preparándonos para una amenaza creciente
A pesar de la creciente amenaza, la aspergilosis sigue siendo una enfermedad subestimada. La falta de conciencia pública y la limitada capacidad de diagnóstico en muchos sistemas de salud dificultan la detección temprana y el tratamiento efectivo.
Bajo escenarios climáticos más cálidos, regiones templadas de Europa, América del Norte y Asia están viendo incrementarse la presencia de estos hongos, los cuales antes eran más típicos de zonas subtropicales.

Es crucial implementar programas de vigilancia epidemiológica que monitoreen la incidencia y distribución de las infecciones por Aspergillus. Además, se necesita inversión en investigación para desarrollar nuevos antifúngicos y estrategias de tratamiento que aborden las cepas resistentes.
Cuando estas cepas entran en contacto con personas vulnerables como pacientes oncológicos, trasplantados o con enfermedades pulmonares crónicas, los tratamientos estándar pueden resultar ineficaces. En algunos casos, incluso los antifúngicos de última línea pierden efectividad.
La educación pública también juega un papel vital. Informar a la población sobre los riesgos asociados con la exposición a esporas de Aspergillus, especialmente en entornos hospitalarios y durante actividades como la jardinería, puede ayudar a reducir la incidencia de infecciones.
Referencia de la noticia:
Norman van Rhijn, Christopher Uzzell, Jennifer Shelton et al. Climate change-driven geographical shifts in Aspergillus species habitat and the implications for plant and human health, 02 May 2025, https://doi.org/10.21203/rs.3.rs-6545782/v1