La planta aromática que adorna terrazas sin apenas agua y enamora con sus hojas verdes y aroma constante

El romero es un arbusto mediterráneo que sobrevive al sol y al olvido, que cabe en una maceta de balcón y que perfuma la vida con solo rozar sus hojas.

Una planta de romero puede vivir más de dos décadas si se cuida bien.

Las plantas tienen esa magia de cruzar fronteras sin pasaporte, viajan en bolsitas de semillas, en esquejes que alguien regaló, o incluso en recuerdos de infancia que terminan en una maceta. Algunas se quedan solo como parte de la decoración pero otras logran meterse hasta en la cocina, en los remedios de la abuela y hasta en las canciones.

Una de esas es el romero, cuyo nombre científico es Rosmarinus officinalis. Aunque durante siglos se conoció así, en 2017 la botánica lo reclasificó dentro del género Salvia, por lo que su nombre correcto hoy es Salvia rosmarinus. Los estudios de genética demostraron que el romero no es un género aparte, sino que está muy emparentado con las salvias. Aun así, el nombre antiguo sigue siendo el más usado.

Lo curioso es que el romero no solo vive en la tierra o en una maceta, también habita en la memoria colectiva. Seguro lo has visto en infusiones caseras, en el adobo de un guiso, en una maceta reseca de balcón que aun sigue verde, o en esas limpias tradicionales donde su aroma quemado se queda flotando. Es una planta que parece estar en todas partes, discreta pero constante.

Desde hace siglos, el romero se hizo presente en rituales, cocinas y hasta en la literatura. Sus hojas delgadas, asemejan a las agujas de un pequeño pino, tienen un color verde oscuro y nos regalan un aroma imposible de olvidar. No hace falta acercar la nariz: basta rozarlo con la mano y disfrutar de su perfume natural que se queda impregnado.

Con pequeñas ramas que cortes de la planta madre, podrás crear esquejes para propagar esta especie.

Parte de su encanto está en que se adapta a los espacios urbanos sin complicaciones, no importa si tu jardín mide dos metros cuadrados o si solo tienes un balcón improvisado, teniendo una maceta y algo de sol, el romero puede crecer y lo mejor es que lo hace sin demasiados cuidados, como diciendo “dame tierra seca y yo hago el resto”.

La historia viajera del romero

El romero nació en la cuenca mediterránea, un lugar soleado, seco y con suelos pobres, eso lo convirtió en una especie resistente por naturaleza. Su nombre en latín, “ros marinus”, significa “rocío del mar”. Y tiene sentido: crece en laderas que miran al Mediterráneo y al amanecer sus hojas se cubren de gotas que parecen rocío brillante.

Con el paso del tiempo se fue expandiendo por Europa, América y prácticamente todo el mundo. Hoy es fácil encontrarlo en parques, jardines y balcones.

Los griegos lo asociaban con la memoria y la claridad mental, de hecho los estudiantes solían ponerse coronas de romero antes de los exámenes. Los romanos, más prácticos, lo usaban en baños, ofrendas y también como condimento, y ya en la Edad Media los monasterios lo convirtieron lo plantaban en huertos medicinales junto a la salvia, el tomillo y la lavanda.

El romero es un arbusto perenne, lo que significa que no pierde sus hojas con las estaciones, es una planta que puede alcanzar más de metro y medio de altura si lo dejas crecer a sus antojo, pero en maceta suele quedarse más compacto, sus hojas, finas y alargadas, son verdes por arriba y con tonos plateados por debajo.

Cuando florece nos regala pequeñas flores de tonos azules o violetas que se vuelven perfectas para atraer abejas y mariposas, así que si tienes un romero en tu terraza, veras que de un momento a otro se convierte en un pequeño Edén para polinizadores y eso ya es un regalo enorme para cualquier espacio urbano.

El aroma es su carta de presentación viene de los aceites esenciales que guarda en sus hojas: cineol, alcanfor, borneol. Esos mismos compuestos son los responsables de muchas de sus propiedades medicinales y también de su sabor único en la cocina.

El secreto de su aroma eterno: cuidados y beneficios

El romero es de esas plantas que parecen decirte: “si me das mucho, me muero”. Su secreto está en el equilibrio, es una planta que necesita mucho sol y muy poca agua. Regarlo de más es el error más común, porque sus raíces no toleran encharcamientos, la regla de oro es dejar secar la tierra entre riegos y olvidarse de él en invierno.

Los suelos pobres y bien drenados son su ambiente preferido, si lo tienes en maceta, añade arena o grava para que no se acumule humedad y si lo cultivas en tu jardín, asegúrate de buscar un lugar soleado, incluso pedregoso, que le ayude a recordar su tierra natal mediterránea.

Realizar podas de manera frecuente ayuda a estimular el sano crecimiento del romero.

Este tipo de plantas deben de podarse con regularidad, de esta manera se estimulara su crecimiento y se mantendrá siempre frondoso, cortar las puntas cada cierto tiempo lo mantendrá compacto y provocara que crezcan nuevos brotes, además esos cortes los puedes aprovechar frescos en la cocina o para secarlos y guardarlos, es como podar y cosechar al mismo tiempo.

El romero es una planta multiusos, dentro de la cocina, es un clásico para carnes, guisos y panes. Un par de ramitas en el horno con pollo o papas hacen la diferencia, también se usa para aromatizar aceites y vinagres, y su sabor combina bien con otros mediterráneos como el ajo o el limón.

No es casualidad que su aroma se use en aromaterapia para dar energía y mejorar la concentración.

En la medicina popular se ha usado como tónico digestivo, antiinflamatorio y hasta como estimulante de la memoria, hoy sabemos que muchos de esos efectos se deben a sus aceites esenciales. No es casualidad que su aroma se use en aromaterapia para dar energía y mejorar la concentración.

En otra área como lo es la cosmética natural se hace presente como ingrediente activo en shampos y tónicos capilares, porque se cree que fortalece el cabello, y a nivel ornamental, es un lujo para los paisajistas, porque se mantiene verde todo el año, aguanta sequías y regala ese toque rústico que queda bien en cualquier terraza.

Cultivar romero sin morir en el intento

Aunque sea una especie resistente, existen algunas recomendaciones que lo harán brillar el doble. Por ejemplo, si quieres intensificar su aroma, deberemos de reducir la cantidad y frecuencia del riego unas semanas antes de cortar hojas, ese “estrés” leve hace que la planta concentre más aceites esenciales en sus hojas.

La manera más fácil de multiplicarlo es por esquejes, cortas una pequeña rama de unos 10 centímetros de largo, le quitas las hojas basales y la colocas en tierra ligera o en un recipiente con agua. En poco tiempo crecerán las raíces y tendrás una planta nueva para integrar dentro de tu Edén, es casi como clonar al romero.

El romero es una planta aromática que se vuelve un compañero de vida, resiste bajo el sol, se adapta a tener poca agua y siempre tiene algo para ofrecer, ya sea sabor en la cocina, aroma en la terraza o un puñado de historias detrás de sus hojas. Lo mejor es que no pide mucho. Si te olvidas de regarlo, sobrevive. Si lo podas mal, rebrota. Y si lo tienes años, puede seguir verde y vivo como el primer día.