El error que casi todos creen: las estaciones no se deben a la cercanía de la Tierra al Sol, sino a esto
Aunque pensamos que la cercanía del Sol, sobre todo en los meses de diciembre y enero, causa los veranos infernales en el hemisferio Sur, la realidad es distinta y te sorprenderá.

Aunque las estaciones ya no son tan marcadas como hace algunos ayeres, y eso se debe principalmente al cambio climatico y a lo que se conocen como micro climas, que básicamente ocurren en ciudades densamente pobladas, aún podemos discernir entre el verano y la primavera.
Todos podemos recordar aquel meme del clima o mejor dicho: "tiempo" (para que no me regañe mi editora), en la Ciudad de México, en donde en la mañana se tienen temperaturas por debajo de los 0 ºC, por la tarde un Sol más abrasador que el del Sahara y por las noches inundaciones apocalípticas.
O aquel otro, en donde ponen a la Ciudad de Mérida entre el Sol y Mercurio, debido a que nuestros compatriotas yucatecos mencionan que la Blanca Mérida; la cual hoy día, es una gran plancha de concreto, tiene temperaturas más altas que el infierno.
Amén de la sensación térmica que pueda existir en tal o cual ciudad, debida a diversos factores climáticos, la comunidad meteorológica ha coincidido en tomar promedios de temperaturas globales a lo largo de tres meses (para cada estación) y, a partir de eso, marcar las estaciones meteorologicas.

En realidad, esto es un poco más complicado de lo que suena, pues el consenso y la obtención de datos es algo que les lleva muchísimo trabajo y esfuerzo, y con los cambios actuales, se complica aún más poder definir exactamente un inicio y un fin.
La astronomía entra al quite
La forma en que antiguamente se definían las estaciones es un poco más sencilla, pues se basaba en la posición del Sol y no tanto en la radiación, pues uno podría pensar que cuando hay más calor, se debe a que el planeta está más cerca del Sol, pero eso sólo podría ocurrir en el perihelio.
Sin embargo, cuando la Tierra se encuentra más cerca del Sol, es en los meses de diciembre y enero. Y, para quienes vivimos en el hemisferio Norte, los fríos "invernales" que se sienten, en ocasiones nos hacer pensar que no falta mucho para empezar a ver llover pingüinos.
Alguien del hemisferio Sur podría decir que en esas fechas, durante su Verano, si sienten un poco del calor del tercer círculo del infierno de Dante. Por lo que debemos aclarar que ese calor, debido sí, a la radiación solar, no es gracias a la cercanía del planeta.
Y si bien podría influir la radiación que incide diretamente, en realidad no es tanto por la cantidad, sino por el ángulo con el que llega a la superficie del Planeta. Además, como ya dijimos, de otros factores climáticos como la humedad y las condiciones atmosféricas del lugar.
Una reverencia sideral
Algo que se piensa que ayudó a la Tierra a poder tener las condiciones necesarias para albergar vida es, justamente, la diversidad climática y las estaciones, que hacen que las temperaturas puedan variar entre hemisferios, encontrando así un equilibrio de temperaura global.
Y esas condiciones no se pudieron haber conseguido si nuestro planeta no tuviera una inclinación de, poquito más de 23.5º con respecto al plano de su órbita, algo pequeño en términos trigonométricos, pero suficiente para recibir la radiación solar con disntintos ángulos de incidencia.

Es así que nuestro planeta en su viaje alrededor del Sol, y debido a un movimiento propio conocido como "precesión" en el que el planeta se bambolea (cual trompo en la mano del campeón experto del momento ¿aún jugamos al trompo, verdad?), cambia su inclinación cada 26,000 años.
Entonces, mientras la Tierra le va dando vueltas y vueltas a nuestra estrella, lo hace con un ángulo que, para nuestros tiempos humanos, siempre apunta hacia la estrella Polaris (o estrella de Norte) y esto ocasiona que, desde la Tierra, el Sol se mueva de Norte a Sur y visceversa cada año.
Coincidencias cósmicas
Es así como los astrónomos de hace muchas, muchas, muchas generaciones atrás, entendieron que ese movimiento solar no significaba otra cosa que, la Tierra tenía una inclinación y debido a esto el Sol parecia moverse, no sólo en el día a día, sino con respecto a la misma bóveda celeste a lo largo del año.
Lo mejor de todo, es que los puntos máximos, tanto al Norte como al Sur (a los que llamaron Solsticios), y el punto de cruce (conocidos como Equinoccios) los asociaron con las condiciones climaticas acá abajo, en la Tierra.
Y es así como la conexión de las estrellas, en este caso del Sol, del ángulo con el cual incide su radiación en la superficie terrestre, hace que el "tiempo" acá abajo pueda tener las condiciones tan variadas que conocemos, principalmente en 4 temporadas al año, mejor conocidas como "Estaciones".
Lo cierto es que la meteorología ha ayudado mucho a poder entender las condiciones promedio de cada estación a lo largo del año y aunque sus fechas estén regidas por un calendario civil, su precisión nos ayuda a entender un poco más lo que podemos esperar, no sólo a lo largo del año, sino de nuestras vidas (Vivaldi estaría orgulloso de nosotros).