El insólito caso del astronauta que llevó un sándwich de contrabando al espacio y causó un escándalo en la NASA

Lo que empezó como una broma de camaradería en la misión Gemini III terminó en debate político, críticas mediáticas y un cambio en los protocolos de seguridad de la NASA.

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El astronauta John W. Young, piloto de la misión Gemini III, inspecciona su casco en la sala de preparación para el lanzamiento. Foto NASA

En plena carrera espacial, donde cada pequeño gesto tenía peso político y técnico, la impensada “travesura” de un astronauta se transformó en un escándalo que dio vueltas por los titulares y obligó a la NASA a revisar sus protocolos de seguridad.

Ocurrió el 23 de marzo de 1965, durante la misión Gemini III, la primera misión tripulada del programa Gemini. El piloto John W. Young escondió un sándwich de carne en su traje espacial y dos horas después del despegue, lo sacó para compartirlo con el comandante Virgil Gus Grissom.

Todo sucedió muy rápido y como una broma entre amigos. La conversación quedó registrada en la comunicación de cabina. Grissom preguntó “¿Qué es esto? y Young respondió “un sándwich de carne”.

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Los astronautas Gus Grissom (primer plano), piloto al mando, y John Young, piloto, se muestran dentro de su nave espacial Gemini III mientras se preparaban para su lanzamiento desde Cabo Kennedy, Florida, el 23 de marzo de 1965. Foto NASA

Apenas le dieron un par de bocados y tuvieron que guardarlo sin terminar, porque las migas empezaron a flotar por la pequeña cabina del Gemini. Todo el episodio duró menos de 30 segundos, pero fueron suficientes para causar revuelo en el Congreso, en la NASA y en los medios.

¿Por qué fue un problema? En microgravedad no existe “caer al suelo”: las pequeñas partículas quedan suspendidas en el aire y pueden introducirse en conductos, instrumentos sensibles o paneles eléctricos. Una miga de pan puede interferir con la ventilación, obstruir sensores o aparatos electrónicos. Las agencias y los ingenieros sabían que la higiene y la limpieza en un ambiente cerrado y presurizado son críticas.

Además, el programa Gemini era clave para preparar el camino hacia el Apolo. La NASA explica: “Uno de los objetivos era evaluar el empaquetado de la comida de vuelo de la NASA y si los contenedores goteaban al reconstituir los alimentos, los procedimientos para desechar la comida y su empaque después de consumirla. Los alimentos incluían artículos rehidratables como bocados de pollo, puré de manzana o bebidas, y alimentos comprimidos como bocados de brownie. (:::) Las tripulaciones se quejaron de su sabor. Young describió los bocados de pollo como "apenas comestibles" en su informe posterior al vuelo.

El sándwich que quedó para la historia

La historia tuvo consecuencias inmediatas y públicas. La prensa lo difundió con rapidez y la anécdota -un astronauta con hambre que compartía un sándwich- se transformó en motivo de reproche por parte de administradores y legisladores.

La NASA recibió críticas por haber permitido que un elemento no aprobado llegara a la cápsula; en los despachos se decidió endurecer las reglas sobre los objetos personales a bordo y revisar procesos de aprobación y control. Incluso, para evitar repeticiones, los equipos de operaciones y el responsable de tripulaciones limitaron estrictamente lo que podía subirse en vuelos posteriores.

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John Young y Gus Grissom hablan con la prensa sobre la misión Gemini III durante una conferencia de prensa en el Motel Carriage House de Florida. Foto NASA

La evidencia y las crónicas periodísticas de la época ofrecen pequeñas variaciones sobre quién compró exactamente el bocadillo, pero la misma NASA relata en su sitio este episodio y la declaración de Young a la revista Life el 2 de abril de 1865: “Escondí un sándwich en mi traje espacial”, confesó el astronauta.

El episodio también dejó una lección sobre la alimentación en el espacio. A partir de esas y otras anécdotas se aceleró el diseño de alimentos especialmente empaquetados para vuelos: porciones selladas, texturas que no generan migas y envases que minimizan residuos. La comida espacial pasó a priorizar la seguridad de la cabina por sobre la familiaridad del sabor; lo apetecible quedó supeditado a lo práctico.

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El astronauta John Young de Géminis, Apolo y el transbordador espacial en un retrato tomado en 2002. Foto NASA

El incidente no opacó la carrera de John Young. Con el tiempo se convirtió en una leyenda de la NASA: voló en misiones Gemini, comandó el módulo en la misión Apollo 16 y más tarde lideró misiones del transbordador espacial. Para muchos, el “sándwich que voló” quedó como una anécdota pícara en medio de una trayectoria profesional excepcional.

La mezcla de humanidad y riesgo es lo que hace tan atractiva esta historia. Aquella pequeña miga flotante obligó a la comunidad aeroespacial a tomarse más en serio hasta lo más trivial. Hoy la anécdota se cuenta como advertencia y como símbolo: en el espacio, incluso el almuerzo puede convertirse en un asunto serio.