¿A qué hora deberías desayunar? Harvard revela cuál es el mejor momento y por qué
Un grupo de científicos analizó durante dos décadas los hábitos de miles de adultos y encontró un patrón llamativo: los horarios de las comidas podrían estar más relacionados con la salud de lo que pensamos. La primera comida del día parece jugar un papel clave

“El desayuno es la comida más importante del día”. La frase, repetida en incontables mesas familiares, siempre sonó más a consejo práctico que a verdad científica. Pero un nuevo estudio internacional sugiere que tal vez escondía una pista mucho más profunda: la hora del desayuno podría estar vinculada a la salud y a la longevidad.
El trabajo fue liderado por investigadores del Mass General Brigham, en colaboración con científicos de Turquía y del Reino Unido, y acaba de publicarse en la revista Communications Medicine. El equipo siguió durante más de veinte años a casi 3.000 adultos de entre 42 y 94 años, observando no solo qué comían, sino principalmente a qué hora lo hacían.
El resultado fue consistente: quienes tendían a retrasar el desayuno tenían más problemas de salud física y mental, incluyendo depresión, fatiga y hasta dificultades en la salud bucal. Pero lo más inquietante fue otra correlación: desayunar más tarde se asoció con un mayor riesgo de mortalidad a lo largo del seguimiento.
Hassan Dashti, nutricionista y biólogo circadiano del Hospital General de Massachusetts y profesor en la Facultad de Medicina de Harvard, lo resumió así: “Los cambios en el horario de las comidas de los adultos mayores, especialmente el desayuno, pueden servir como un marcador simple para monitorear la salud general”.
El reloj interno no perdona
Los investigadores señalan que, a medida que envejecemos, solemos modificar nuestras rutinas de alimentación: comemos más tarde y acortamos el rango horario total en el que ingerimos alimentos. Esto puede deberse a distintas causas, como un sueño más fragmentado, mayor dificultad para preparar comidas o incluso una predisposición genética a ser más noctámbulos.
El problema es que nuestros ritmos circadianos, ese reloj interno que regula el metabolismo, no siempre se adaptan bien a esos cambios. Comer a destiempo puede generar un desajuste entre la ingesta de energía y la capacidad del cuerpo para procesarla, lo que termina repercutiendo en la salud.
"Nuestra investigación sugiere que los cambios en el horario de las comidas de los adultos mayores, especialmente el horario del desayuno, podrían servir como un marcador fácil de monitorear de su estado general de salud", dijo el autor principal, Hassan Dashti.
Dashti advierte que este hallazgo es especialmente relevante en un contexto donde se popularizan tendencias como el ayuno intermitente o la alimentación restringida en el tiempo. Lo que puede resultar beneficioso en adultos jóvenes podría tener efectos muy distintos en personas mayores.
Un estudio con lupa en la rutina
El análisis incluyó muestras de sangre y un seguimiento detallado de la salud física y mental de los participantes. Los investigadores encontraron que retrasar el desayuno no era un simple reflejo de preferencias personales, sino que muchas veces estaba relacionado con un estado general más frágil.
El estudio plantea que observar cambios en los horarios de alimentación podría convertirse en una herramienta sencilla de detección temprana para médicos y familiares. Si alguien empieza a modificar de manera significativa la hora a la que desayuna, cenar o reduce demasiado su ventana de alimentación, eso podría ser una señal de alerta sobre su estado físico o mental.
El horario no es un simple accesorio de la dieta, sino un componente central que puede marcar diferencias en la forma en que envejecemos. La paradoja es clara: a medida que los adultos mayores disponen de más tiempo libre, su reloj biológico parece tener menos margen para tolerar cambios en la rutina.
¿Un nuevo capítulo para el desayuno?
Por ahora, nadie dice que desayunar temprano garantice décadas extra de vida. La ciencia es más cauta: lo que muestra este estudio es que existe una asociación entre los horarios de las comidas y la salud en la vejez. Y que mantener rutinas consistentes podría convertirse en un hábito tan importante como la elección de los alimentos.
Lo que está claro es que, después de este hallazgo, esa vieja frase de las abuelas suena menos como un mito y más como un recordatorio de biología básica: el cuerpo necesita orden, y el desayuno temprano puede ser una de sus claves.
Referencia de la noticia
Dashti, H.S., Liu, C., Deng, H. et al. Meal timing trajectories in older adults and their associations with morbidity, genetic profiles, and mortality. Commun Med