El fascinante fenómeno del reflejo de la luz en las nubes, así es como las nubes iluminan las ciudades por la noche
Actuando como difusor, la luz se dispersará en todas las direcciones, provocando que la luz tenga una estructura irregular y tridimensional.

El reflejo de la luz en las nubes es un fenómeno natural fascinante que no sólo influye en nuestra percepción del cielo, sino que también tiene un impacto significativo en la iluminación de las ciudades, especialmente durante las horas nocturnas o en condiciones de baja luz solar.
Pero ahora conozcamos la base de este fenómeno, el papel de las nubes como espejos atmosféricos y cómo la luz reflejada puede transformar el entorno urbano.
La física de la reflexión de la luz
La luz, que proviene principalmente del Sol, está compuesta de ondas electromagnéticas que se propagan en todas direcciones. Cuando estas ondas encuentran un obstáculo, como las partículas de agua o hielo que forman las nubes, pueden reflejarse, refractarse o absorberse. La reflexión se produce cuando la luz rebota en las superficies de las gotas o los cristales de hielo de las nubes y rebota en varias direcciones.
Las nubes no reflejan la luz uniformemente como un espejo plano. Más bien, actúan como difusores, dispersando la luz en todas las direcciones debido a su estructura tridimensional irregular.

Este fenómeno, conocido como dispersión, es el responsable del color blanco o gris de las nubes: la luz solar, que contiene todas las longitudes de onda visibles, se refleja sin que se absorba predominantemente ningún tono en particular.
El papel de las nubes en la iluminación urbana
Durante el día, las nubes pueden bloquear la luz solar directa, creando una iluminación más suave y difusa. Sin embargo, es durante la noche cuando su efecto se hace especialmente evidente en las ciudades.
Este efecto se conoce como resplandor del cielo, un fenómeno amplificado por la contaminación lumínica en las zonas urbanas. La luz reflejada por las nubes puede iluminar calles y edificios, creando una atmósfera surrealista, a menudo caracterizada por un tono naranja o rosado, debido al predominio de lámparas de sodio o LED en las ciudades modernas.

La intensidad de esta iluminación depende de varios factores: la altura y el espesor de las nubes, su composición (por ejemplo, las nubes bajas y densas reflejan más luz que las altas y delgadas como los cirros) y la cantidad de luz emitida por la propia ciudad.
Implicaciones ambientales y culturales
Si bien es fascinante, el reflejo de la luz en las nubes también tiene implicaciones menos positivas. La contaminación lumínica, acentuada por este fenómeno, puede perturbar los ecosistemas nocturnos, influyendo en el comportamiento de animales y plantas. También dificulta la observación de estrellas en las zonas urbanas, privando a los residentes de una conexión directa con el cielo nocturno.
Sin embargo, desde un punto de vista cultural, este resplandor reflejado ha inspirado a artistas, fotógrafos y escritores. Las ciudades iluminadas por un cielo nublado a menudo evocan emociones contrastantes: desde una sensación de misterio e intimidad hasta una vaga inquietud, como si la luz artificial se hubiera apoderado de la naturaleza.