La bomba atómica, el diluvio radiactivo y sus consecuencias: la importancia del clima en Hiroshima, Nagasaki y las armas
Los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, son ahora símbolos de conmemoración y cada año transmiten su mensaje de paz. La meteorología también influyó en su destino, además de condicionar e influir en numerosas pruebas experimentales.

El ataque nuclear estadounidense contra las ciudades japonesas de Hiroshima fue el 6 de agosto de 1945 y Nagasaki tres días después, el 9 de agosto. Han transcurrido ya ochenta años desde entonces, y estas, salvo las pruebas en zonas (casi) deshabitadas, siguen siendo las únicas bombas atómicas utilizadas contra la población.
Eran los últimos días de la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos, temiendo que Hitler llegara primero, desarrolló la bomba atómica gracias al Proyecto Manhattan.
Cabe destacar que “Bomba Atómica" y “Nuclear" se usan indistintamente, pero el término más preciso desde una perspectiva física es “Bomba Nuclear". "Atómico" ha seguido siendo un término histórico y popular, vinculado en particular a los trágicos sucesos de Hiroshima y Nagasaki.
Pocas personas saben que el destino de estas ciudades y el éxito de las pruebas nucleares se decidieron no solo por la estrategia militar, sino también por las condiciones climáticas.
Prueba Trinity: ¿afectó la atmósfera?
El lunes 16 de julio de 1945 se llevó a cabo la "Prueba Trinity", la primera prueba experimental de una explosión nuclear. Una bomba de 20 kt, llamada "el Gadget", fue colocada en una torre de alta tensión en el desierto de Nevada.
Según diversos relatos históricos, las condiciones climáticas no eran las ideales, con tormentas eléctricas en la zona, pero la historia no podía esperar. El presidente estadounidense Harry Truman se encontraba en la Conferencia de Potsdam y quería mostrar su fuerza a los demás líderes victoriosos de la Segunda Guerra Mundial.
El experimento fue un éxito, pero a pesar de que el lugar estaba deshabitado, miles de personas vivían en un radio de 100 a 200 km. Los vientos transportaron la lluvia radiactiva principalmente hacia el noreste.
Los residentes, desprevenidos, continuaron consumiendo alimentos y agua contaminados por la extraña y suave nevada; algunos incluso jugaron con ella. Se trataba de fragmentos altamente radiactivos. Años después surgieron numerosas enfermedades, como tumores, malformaciones y enfermedades cardiovasculares.
Pero había otro factor meteorológico en juego: según algunos científicos, la explosión habría quemado toda la atmósfera en cuestión de segundos. Otros decían que no, o al menos que la probabilidad era extremadamente baja. Incluso se hicieron apuestas al respecto; las menos catastróficas ganaron; la atmósfera no se quemó. Cabe reflexionar, sin embargo, que a pesar de las dudas sobre esta eventualidad, las estrategias militares no se detuvieron.
Hiroshima: pronósticos cumplidos, desde cielos despejados hasta lluvia radiactiva
La ciudad de Hiroshima fue elegida como objetivo debido a su importancia logística y estratégica y al reducido número de prisioneros de guerra estadounidenses. Tokio o Kioto se evitaron deliberadamente por diversas razones.
El 6 de agosto de 1945, el clima era favorable en la base de Tinian en el Pacífico y el avión llamado Enola Gay pudo despegar con su carga mortal, la bomba atómica “Little Boy”, un dispositivo de uranio-235 con un rendimiento de 15-16 ktons.

El pronóstico también anunciaba cielos despejados sobre Hiroshima, y se cumplió. La tripulación pudo así identificar claramente el objetivo. A las 8:15, se lanzó la bomba, causando más de 100,000 bajas inmediatas.
Cayó una lluvia negra con fuerza; para los heridos, incluso pareció un alivio, pero no sabían que se exponían a una mayor contaminación que afectaría drásticamente sus vidas.
Kokura, la ciudad salvada por las nubes
La afortunada salvación meteorológica de la ciudad de Kokura significó la ruina de Nagasaki. Esta ciudad había sido elegida como objetivo de "Fat Man", la segunda bomba nuclear, esta vez basada en un núcleo de plutonio. Kokura albergaba importantes instalaciones de producción de armas convencionales y químicas.
Sin embargo, en la fatídica mañana del 9 de agosto de 1945, Kokura era invisible para los pilotos y la tripulación del bombardero B-29 "Bockscar". Tras tres "pautas de espera" sobre la ciudad, aún quedaba una densa capa de niebla y humo de los bombardeos convencionales previos en la zona. El Blockscar se estaba quedando sin combustible para regresar, por lo que fue desviado a su objetivo secundario, Nagasaki.
La bomba atómica fue lanzada sobre Nagasaki a las 11:02, causando decenas de miles de víctimas y devastando la ciudad. Kokura se salvó gracias al mal tiempo, tanto que nació la expresión japonesa "Kokura unmei", el destino de Kokura, que indica un rescate fortuito, pero también como símbolo del fino hilo que separa la vida de la muerte.
Memoria, conciencia y esperanza
La meteorología siguió estando entrelazada incluso durante las pruebas y la carrera nuclear de la Guerra Fría. Desde las pruebas estadounidenses en Bikini hasta las rusas, pasando por la terrible bomba de fusión termonuclear TSAR, la más potente jamás probada con 50 megatones, los pronósticos y las condiciones meteorológicas fueron cruciales para elegir los lugares, el momento y la propagación de la lluvia radiactiva.
Luego llegó el temor al invierno nuclear, lo que puso de relieve la estrecha relación entre las bombas atómicas, el tiempo atmosférico y el clima. Hoy más que nunca, cuando en medio de un silencio e indiferencia casi generalizados, se debate la posibilidad de una guerra nuclear, recordar Hiroshima y Nagasaki es esencial para evitar que se repitan tragedias similares.