Los asombrosos animales que pueden vivir miles de años y desafían a la ciencia
Estas especies que llegan a vivir miles de años o que reinician su ciclo de vida como si volvieran a nacer fascinan a la ciencia, cuestionando lo que sabemos sobre el envejecimiento.

Cuando pensamos en longevidad animal, lo primero que se nos viene a la cabeza son las tortugas centenarias o los elefantes de memoria prodigiosa. Pero hay criaturas que van mucho más allá: organismos capaces de vivir miles de años, de “detener” su metabolismo o incluso de revertir el proceso de envejecimiento.
9 animales "inmortales"
Estos campeones de la vida larga no solo fascinan por su resistencia, también son claves para que la ciencia entienda mejor cómo funciona el paso del tiempo.
1. Esponja barril: la secuoya del arrecife
La esponja barril (Xestospongia testudinaria), llamada así por su forma cilíndrica, habita en mares tropicales como los de Filipinas o Indonesia. Se conocen ejemplares que han superado los 2.000 años de vida y un tamaño similar a un gran árbol, por lo que se la ha apodado “la secuoya del arrecife”.

Su longevidad la convierte en una pieza clave para los ecosistemas coralinos, ya que filtra enormes volúmenes de agua y ofrece refugio a múltiples especies.
2. Esponjas vítreas: más de 10.000 años bajo el mar
Habitantes de las profundidades desde hace más de 600 millones de años, las esponjas vítreas (Hexactinellida) ostentan uno de los récords más asombrosos: pueden superar los 10.000 años de vida, e incluso se han estimado casos de hasta 15.000.

¿Su secreto? Pueden hacer una pausa metabólica reversible. Sus células pueden “congelar” su actividad sin morir, lo que les permite resistir épocas adversas y reactivarse cuando las condiciones mejoran.
Además, poseen un tejido sincitial -una red compartida de núcleos celulares- que les da flexibilidad para mover energía y orgánulos de un lugar a otro, como si su propio cuerpo fuera una autopista interna.
3. Coral negro: un superviviente milenario
Los corales negros (orden Antipatharia), típicos de aguas profundas, destacan por su resistencia y por un dato difícil de creer: algunos ejemplares superan los 5.000 años de vida.

Su crecimiento es extremadamente lento, lo que les permite alcanzar estas edades pero también los vuelve vulnerables al cambio climático y a la acción humana.
4. Medusa inmortal: la vida en reversa
La diminuta Turritopsis dohrnii, de apenas unos milímetros, desafía lo que entendemos por ciclo vital. Cuando llega a la fase adulta, puede revertir su desarrollo y volver a ser un pólipo juvenil, repitiendo el proceso una y otra vez. Es como si tuviera un botón de reinicio.

La ciencia estudia este “desarrollo inverso” con la esperanza de encontrar claves aplicables a la medicina regenerativa.
5. Langostas: la paradoja de la inmortalidad frustrada
Las langostas poseen una enzima, la telomerasa, que evita el desgaste de los telómeros, estructuras clave para el envejecimiento celular. Esto las haría, en teoría, casi inmortales.

En la práctica, su vida se ve limitada por infecciones, depredadores y, sobre todo, por lo riesgoso del proceso de muda: renovar su caparazón exige tanta energía que, a partir de cierto tamaño, el esfuerzo puede matarlas. Pese a ello, algunas alcanzan más de un siglo de vida.
6. Tiburón de Groenlandia: el vertebrado más longevo
En el frío Atlántico Norte nada el tiburón de Groenlandia (Somniosus microcephalus), un animal que puede vivir cerca de 400 años, lo que lo convierte en el vertebrado más longevo conocido.

Su metabolismo extremadamente lento, adaptado a las bajas temperaturas, explica esta hazaña. El costo, sin embargo, es reproductivo: las hembras alcanzan la madurez sexual alrededor de los 150 años.
7. Tortugas gigantes: longevidad terrestre
Las tortugas, iconos de la longevidad, no llegan a miles de años, pero sí a impresionantes cifras para un animal terrestre. La tortuga gigante de Aldabra (Aldabrachelys gigantea), originaria de las Seychelles, puede vivir hasta 150 años y superar los 250 kilos de peso.

Su metabolismo lento y su gran resistencia la convierten en un símbolo de vida duradera en tierra firme.
8. Ballena de Groenlandia: la más longeva entre los mamíferos
La ballena de Groenlandia (Balaena mysticetus) puede llegar a los 200 años de vida, lo que la convierte en el mamífero más longevo. Al igual que el tiburón ártico, su secreto radica en un metabolismo lento y en la protección que le da el frío.

A diferencia del tiburón, su reproducción comienza a los 25 años, lo que le permite mantener poblaciones más estables, pese a la intensa caza que suele sufrir.
9. Elefantes: el ícono de la longevidad
Los elefantes no solo son los animales terrestres más grandes, sino que también figuran entre los más longevos. Los africanos y asiáticos pueden llegar a vivir entre 60 y 70 años, con casos excepcionales que superan esas cifras.
El estudio de su metabolismo dio origen a la llamada paradoja de Peto, una hipótesis que señala que los animales más grandes, como elefantes o ballenas, desarrollaron más mecanismos que les permiten vivir más tiempo.
Un elefante tiene hasta cien veces más células que un humano y, aun así, alcanza una vida prolongada. Se cree que la clave está en que posee genes capaces de reparar daños y eliminar células defectuosas antes de que se conviertan en un tumor.

Estos animales no solo baten récords de longevidad: también ofrecen pistas valiosas para entender el envejecimiento y, tal vez algún día, aprender a retrasarlo.