¿Necesitás dormir más en otoño e invierno? Probablemente sí, y hay una buena razón
Hay una razón por la que el invierno parece más suave, más lento, más tranquilo. Tal como nos dice la naturaleza, nosotros también: nuestros cuerpos siguen el ritmo de los días más cortos, invitándonos a descansar y recuperarnos en sintonía con la estación.

Conforme los días se acortan y el aire se enfría, muchas personas notan que les cuesta más levantarse de la cama o mantener sus niveles de energía. Esto no es casualidad. Los cambios de luz, temperatura y hábitos propios del otoño afectan directamente al cuerpo y a nuestra forma de descansar.
Según la Dra. Karin Johnson, especialista en medicina del sueño, los ajustes estacionales del cuerpo no implican necesariamente que necesitemos dormir más. "No necesitamos dormir más cuando los días se acortan", afirma, "aunque la gente suele tener más sueño en esta época del año".
Un cuerpo que se adapta al cambio de estaciones
El cuerpo responde de forma natural al cambio de estación, del verano al otoño. Un factor clave es la melatonina, la hormona que regula el sueño. A medida que los días se acortan, su producción aumenta, lo que puede hacernos sentir más cansados y con menos energía.
Además, pasamos más tiempo en interiores, lo que reduce aún más nuestra exposición a la luz solar. La luz de la mañana ayuda a activar nuestro reloj biológico; cuando falta, nuestro ritmo circadiano puede desincronizarse y provocar fatiga persistente.
El papel del frío y la dieta en el sueño
«En general, la gente duerme mejor cuando hace más fresco», afirma la Dra. Karin Johnson. Las temperaturas más frescas ayudan a que la temperatura corporal baje ligeramente durante la noche, lo cual es ideal para conciliar el sueño y dormir toda la noche.
Sin embargo, cuando uno se acalora demasiado o pasa mucho tiempo en espacios cerrados y sofocantes, el cuerpo trabaja más para conservar el calor. Esto puede provocar lo que los especialistas llaman «fatiga invernal», una sensación de somnolencia o sueño diurno que dificulta mantenerse alerta.

La nutrición también juega un papel fundamental en nuestro sueño durante los meses más fríos. En otoño e invierno, solemos tener antojo de alimentos más sustanciosos y ricos en carbohidratos, que aumentan los niveles de serotonina, un neurotransmisor relacionado con la relajación y la mejora del estado de ánimo.
Si bien las comidas abundantes o las que se consumen tarde por la noche pueden resultar reconfortantes y satisfactorias, pueden alterar la digestión y retrasar el sueño. Los expertos recomiendan, en cambio, cenas tibias y equilibradas, y alimentos ricos en triptófano como pavo, avena o plátanos para favorecer de forma natural la producción de melatonina.
El sueño también se ve influenciado por la estación del año.
Un estudio de 2023 publicado en la revista Frontiers in Neuroscience descubrió que nuestros patrones de sueño varían a lo largo del año. Los participantes experimentaron periodos de sueño REM más largos en invierno y más cortos en verano, lo que sugiere que nuestro cerebro ajusta sus ciclos de sueño en sincronía con las estaciones.
Fuentes de la noticia:
Do you need more sleep in fall and winter? Probably. November 4, 2025. Laura Kiniry.
Time to hibernate? 34% of U.S. adults say they sleep more during winter. January 6, 2020.
Effect of sleep deprivation and NREM sleep stage on physiological brain pulsations. November 30, 2023.