Ondas tropicales: así marcan el ritmo de lluvias y huracanes
No todas las olas están en el mar. Las hay de aire y energía. Ondas atmosféricas que dictan el ritmo de lluvias y ciclones tropicales a través del trópico.

¿Y si pensamos en mar? Una playa, el agua que toca la orilla, el sonido y, sobre todo, el movimiento. Olas. Olas que arrastran todo a su paso para volverlo espuma a tus pies. Y es que podemos encontrar olas (u ondas) en todas partes. Hay ondas de sonido, de luz, sísmicas, de radio y sí... también hay ondas en la atmósfera.
Su movimiento se conoce como ondulatorio. Ese sube y baja entre crestas y valles, cíclico y rítmico. Y en el hemisferio norte, durante la temporada más cálida del año, hay ondas que se vuelven protagonistas del tiempo meteorológico: ondas tropicales, también llamadas ondas del este.
A simple vista, pareciera solo un grupo de nubosidad desplazándose sobre el flujo de vientos del este (los vientos alisios). Pero tras su paso se gestan tormentas, lluvia persistente e incluso huracanes. Algunas de las tormentas más devastadoras de las últimas décadas fueron primero una onda del este frente a la costa africana.
Pero, ¿qué son exactamente estas ondas? ¿Por qué nacen tan lejos y cruzan medio planeta? Y quizás lo más importante: ¿cómo nos afectan?

Cuando la atmósfera hace olas
Las ondas del este son perturbaciones en el campo de presión (y vientos) que se propagan hacia el oeste: una especie de pulso rítmico en la atmósfera tropical. Existen tanto en el Atlántico como en el Pacífico, pero son las del Atlántico las que más imponen su ritmo durante la temporada de lluvias en México, el Caribe y Centroamérica.
Su nombre proviene precisamente de esa dirección de propagación y aquellas que se originan sobre África Occidental son conocidas como ondas del este africanas. Viajan impulsadas por los vientos alisios entre los 5 y 15 grados de latitud norte, cruzando el Atlántico en un trayecto que puede durar varios días. Tras su eje, generan inestabilidad, nubosidad y tormentas intensas.
También llamadas ondas tropicales, se desplazan durante los meses más calurosos del año —de mayo a octubre— cuando el océano entrega más energía y la atmósfera tropical está más activa. Si las condiciones lo permiten —altas temperaturas del mar, baja cizalladura del viento y abundante humedad—, pueden intensificarse y dar origen a un ciclón tropical.
En promedio, se forman en ciclos de vida de 3 a 5 días y se mueven a 5-10 m/s. Varias pueden estar activas simultáneamente, cruzando el océano en caravana, arrastrando nubes y lluvias hasta el continente americano. Son más activas en septiembre y octubre.

Desde el este
Sobre el continente africano, estas ondas surgen de zonas de convección e inestabilidad activas sobre regiones montañosas del Sahel. Su formación es un combo de interacción entre la topografía, la energía solar intensa y un chorro de vientos en altura conocido como Chorro del Este Africano, que funciona como una gran cinta transportadora de inestabilidad.
Una vez que surgen, las ondas se dejan fluir sobre los alisios. A lo largo de su viaje interactúan con el océano y la atmósfera. Si las condiciones son adecuadas, se intensifican; si no, continúan su camino dejando lluvias dispersas. Algunas terminan su trayecto sobre el Caribe, México o Centroamérica; otras se disipan en el mar, y las más osadas siguen su viaje hasta el Pacífico.

Existen, luego llueve
Cómplices de Tláloc y Chaac, las ondas del este, unidas a los ciclones tropicales, provocan hasta el 50 % de la lluvia en la zona tropical del continente americano entre mayo y octubre. Transportan humedad y lluvias en ciclos predecibles, lo que las vuelve vitales en el pronóstico del tiempo.
Pero incluso las que no evolucionan a tormenta o huracán pueden provocar lluvias intensas e inundaciones. En países como México, Cuba, Haití, República Dominicana, Honduras o Venezuela, estos fenómenos dictan el ritmo de los días lluviosos durante la temporada húmeda.
Cada año, México se ve afectado por aproximadamente 40 a 45 ondas tropicales. Estas ondas suelen impactar principalmente en la Península de Yucatán, así como en el sureste, sur, occidente y, en menor medida, en la región central del país.
Migrantes del trópico. Predecibles y rítmicas. Las ondas del este, en su ir y venir, sube y baja, oscilan y modulan. Siempre a tiempo y usando la misma ruta. De saber cuándo se mueven las ondas, predecimos hacia dónde va la lluvia. Como las olas de agua salada que desembocan siempre en la orilla, hay olas de aire y energía que dictan el paso de nubes y lluvias en América.
Referencias de la noticia
- Schreck III, C.J.; Molinari, J. y Auyyer, A. 2012. A global view of equatorial waves and tropical cyclogenesis. Monthly Weather Review.
- Dominguez, C.; Done, J.M.; Bruyere, C.L. 2020. Easterly wave contributions to seasonal rainfall over the tropical Americas in observations and a regional climate model. Climate Dynamics.