Polinización nocturna: una ventana a un mundo botánico lleno de misterio y maravilla

Cuando la noche cae y algunas plantas cierran sus flores a la espera de nuevos rayos de Sol, otras abren sus pétalos bajo la luz de la luna ofreciendo colores y fragancias llamativas para los animales nocturnos que las ayudan a su reproducción.

Ipomea alba
Las flores que abren de noche tienen una polinización diferente con algunos insectos como las polillas o los murciélagos.

En el reino silencioso de la naturaleza, mientras el sol se retira y la luna toma el mando, un espectáculo fascinante se despliega. Algunas plantas, lejos de depender de la luz del día para su “romance floral”, han evolucionado para seducir en la oscuridad de la noche.

Trabajar de noche implica ciertos desafíos como la ausencia del tipo de luz que entrega el sol. A cambio, plantas y polinizadores deben desarrollar formas de utilizar otros cuerpos celestes como alternativa.

Es así como estos compañeros nocturnos se han adaptado para la vida con solo la luna y las estrellas como guía.

Flores de noche: una maravilla en la oscuridad

Mientras la mayoría de las flores buscan el brillo del sol para atraer a sus polinizadores, algunas se han adaptado para florecer bajo el cielo nocturno.

Para que las plantas logren reproducirse es crucial que su interacción con los factores bióticos – como los insectos polinizadores –, y los abióticos – como las condiciones físicas del entorno –, se produzca de manera exitosa.

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Una investigación del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados y el Instituto de Productos Naturales y Agrobiología de España menciona las siguientes características como las principales adaptaciones de las plantas para la polinización nocturna:

  • Apertura de sus flores al atardecer o por la noche
  • Color pálido o blanco de las flores
  • Emitir aromas muy atrayentes y específicos
  • Una copiosa cantidad de néctar

Si eres fan de la botánica y además un noctámbulo por naturaleza, es probable que en alguno de tus paseos –y dependiendo de dónde vivas, claro está –, logres encontrarte con las bellas flores de plantas como la Hylocereus undatus, más conocida como pitahaya, o Cestrum nocturnum, llamada “la dama de la noche”.

Una danza sincronizada

A diferencia de la polinización diurna, donde las flores y sus polinizadores están activos al mismo tiempo, la polinización nocturna requiere una sincronización precisa.

Las flores deben abrirse y liberar sus fragancias en el momento adecuado, cuando sus visitantes nocturnos están más activos y buscando alimento.

Evolucionar a este ritmo biológico ha permitido la sobrevivencia de estas particulares especies, en una constante relación de “win-win”.

Para esto es necesario que las plantas cuenten con mecanismos para atraer de manera efectiva a sus polinizadores (como los descritos anteriormente), mientras que estos deben ser capaces de detectar y descifrar de manera eficiente las señales que la planta envía al entorno, esto en una continua competencia de recursos que, por cierto, son limitados.

Polinizadores que trabajan en el turno nocturno

En el caso de la polinización diurna, hay una reina que se ha identificado como la más importante, las abejas. Bueno, la noche también tiene una reina de la polinización, las polillas.

Polilla polinizando
Las polillas son grandes polinizadoras gracias a sus peludas partes inferiores donde transportan el polen.

Un estudio de la University College London publicado en la revista The Royal Society las señala como participantes clave en muchas redes de polinización, incluyendo la de flores salvajes o nativas que se encuentran en paisajes agrícolas, donde se observó la visita de polillas a plantas que incluso no son comúnmente visitadas por abejas.

Existen otros animales que contribuyen a esta importante misión nocturna. Un artículo de la web Brightly Eco menciona a las 6 más relevantes:

  • Polillas: Tienen tantos pelos pequeños que transportan una gran cantidad de polen entre las plantas sin siquiera darse cuenta.
  • Murciélagos: Una especie estigmatizada pero muy benéfica para el medio ambiente. Pueden volar más que los insectos, lo que significa que pueden distribuir polen a más lugares: una gran victoria para la biodiversidad en todas partes.
  • Luciérnagas: Se alimentan de polen y néctar de las flores que abren sus pétalos por la noche y su ciclo de vida es más largo que el de otros insectos.
  • Abejas: Existen algunas especies cuya actividad de polinización se da por la noche. Estas viven principalmente en América Central y del Sur, prefiriendo un clima tropical y el dulce polen que sólo las flores de allí pueden producir.
  • Lagartos: Aunque aún no son tan estudiados, se conocen algunos polinizadores como el caso de una rara flor en África del sur que es exclusivamente polinizada por lagartijas.
  • Ratones: Se han observado roedores polinizando flores gracias a que se alimentan de polen.

La polinización nocturna nos recuerda que la naturaleza tiene una capacidad inagotable para sorprendernos y maravillarnos.

Aunque la polinización nocturna es un fenómeno bien documentado, sigue siendo un área de estudio en constante evolución.

En la penumbra de la noche, un mundo vibrante y lleno de vida florece, demostrando una vez más que la belleza y la innovación de la naturaleza no conocen límites, ni siquiera en la oscuridad.