Cocooning o el placer de quedarse en casa: una tendencia en alza gracias al teletrabajo y ahora, el mal tiempo

Conoce esta práctica popularizada en los años 80, redescubierta a causa de la pandemia de Covid-19 y que parece que ha vuelto para quedarse. Ojo, porque también lleva aparejados algunos peligros y aquí vamos a desentrañarlos.

Sentirse más cómodo y seguro en casa que en ningún otro sitio es la filosofía que impulsa el cocooning.

En un mundo que parece moverse cada vez más rápido y en el que la tecnología nos conecta con personas de todo el planeta, existe una tendencia social alza que indica la preferencia de las personas por pasar más tiempo en sus casas y crear un ambiente de comodidad y seguridad en su entorno doméstico.

Es el denominado cocooning (del inglés cocoon, que se traduce como capullo), que se fundamenta en la idea de que el hogar es un refugio personal donde las personas pueden satisfacer sus necesidades, disfrutar de actividades de ocio y socializar, todo sin tener que salir de casa.

Esta tendencia se manifiesta a través de diversas prácticas, como el entretenimiento en el hogar, el trabajo remoto, las compras en línea y la socialización a través de medios digitales, y se intensifica cuando el tiempo es frío y disminuyen las horas de luz solar. ¿Te suena, verdad?

¿Qué es el cocooning que practicas sin saberlo?

El término cocooning fue popularizado en la década de los 80 del siglo pasado por Faith Popcorn, una escritora nacida en Nueva York y fundadora de BrainReserve, una de las consultorías de marketing más importantes a nivel mundial.

En esencia, refleja la creación de un ambiente hogareño enriquecido y personalizado donde las personas se sienten más cómodas y seguras que en otros lugares, y donde pueden realizar una amplia gama de actividades, desde el trabajo hasta el entretenimiento y las interacciones sociales.

Una tendencia alentada por la pandemia de Covid-19

Las medidas de distanciamiento social y los confinamientos implementados en muchas partes del mundo para contener la propagación del Covid-19 llevaron inevitablemente al redescubrimiento del cocooning.

La pandemia hizo que muchas empresas y escuelas recurrieran al trabajo y la educación a distancia. Esto significó que las personas adaptásemos nuestros hogares para albergar un espacio funcional de trabajo y de estudio, convirtiéndolos en lugares de actividad laboral y académica.

La pandemia de Covid-19 convirtió nuestras casas en centros laborales, de estudios, compras y entretenimiento.

Además, la preocupación por la propagación del virus, también modificó nuestros hábitos de consumo y llevó a un aumento en las compras desde el hogar, con entregas directas a la puerta. La comodidad y la seguridad de comprar desde casa han reforzado la idea de que el hogar es también un lugar central para la adquisición de bienes y servicios.

Con cines, restaurantes y otros lugares de entretenimiento cerrados o con limitaciones, las plataformas de streaming, videojuegos y sistemas de entretenimiento en el hogar también han experimentado un auge, lo que ha reforzado la idea de nuestras casas son, igualmente, un espacio óptimo para el entretenimiento y la relajación.

Por último, las restricciones de reunión y la necesidad de mantener el distanciamiento social incrementaron la socialización en línea. Las videoconferencias y las redes sociales se convirtieron en las principales formas de mantenerse en contacto con amigos y familiares, y ya son métodos habituales de comunicación.

Los riesgos de aislarse en exceso en casa

Aunque ofrece comodidad y seguridad en el hogar, el cocooning conlleva ciertos riesgos si se practica en exceso o de manera poco equilibrada. Estos son los principales:

Aislamiento social

El déficit de interacción cara a cara con amigos, familiares y colegas puede conducir a sentimientos de soledad e incomunicación. Las relaciones personales son fundamentales para la salud mental y emocional, por lo que el aislamiento excesivo puede ser perjudicial.

Disminución de la actividad física

El cocooning se asocia a menudo con una vida más sedentaria. La falta de actividad física regular puede dar lugar a problemas de salud, como la obesidad, enfermedades cardiovasculares y deterioro muscular, y a una disminución general de la calidad de vida.

El cocooning va más allá del típico e invernal peli, manta y palomitas. Es un estilo de vida pero conviene evitar sus efectos perniciosos.

Estrés y ansiedad

El entorno doméstico puede ser un refugio, pero también una fuente de estrés. Trabajar desde casa implica falta de separación entre la vida laboral y personal, y la monotonía puede contribuir a generar ansiedad. Es importante establecer límites y mantener un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal.

Falta de experiencias y menor resiliencia

El aislamiento en casa puede limitar las experiencias y la variedad en la vida cotidiana. La falta de nuevas experiencias y actividades puede llevar a una sensación de estancamiento y aburrimiento. Explorar el mundo exterior, incluso de manera limitada, puede enriquecer la vida y proporcionar nuevas perspectivas.

Por otra parte, la falta de exposición a experiencias diversas (a veces desafiantes) puede dificultar el desarrollo de habilidades de afrontamiento y adaptabilidad.

Dependencia tecnológica

Si bien la tecnología puede ser una herramienta útil para el entretenimiento, el trabajo y la comunicación, el uso excesivo de dispositivos electrónicos puede llevar a problemas como la adicción a las redes sociales, la fatiga digital y la falta de desconexión.

Así que ya lo sabes, llevado al extremo, vivir dentro del capullo puede tener efectos negativos en la salud física y mental de una persona. Es importante encontrar un equilibrio entre el confort y la seguridad del hogar y la participación activa en el mundo exterior para mantener una vida saludable.