COP30: la política climática global se derrumba

La ciencia ha señalado claramente el calentamiento global y sus consecuencias. Las tareas que enfrentan los responsables políticos antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima eran claras. Pero el resultado es una completa erosión de la razón.

La COP30 en Belém finalizó el 22 de noviembre. ¿Qué mensaje transmitieron estos 15 días al mundo?

¡Donald Trump puede alegrarse! Él, quien calificó el cambio climático de "gran mentira" y celebra la destrucción del medio ambiente, se sentirá reivindicado tras los 15 días en Belém. Su alianza de productores de carbón, petróleo y gas, liderada por los Estados del Golfo y Rusia, ha asestado al mundo un duro golpe en la lucha contra el calentamiento global.

En los próximos meses y años se sabrá si este será también el golpe de gracia para cualquier política destinada a mitigar las consecuencias del cambio climático.

Egoísmo, confrontación y obstrucción

Al inicio de la COP30, la presidencia brasileña de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático enfatizó la importancia de este encuentro global. Hace exactamente diez años, el Acuerdo de París envió la señal de que la comunidad internacional había reconocido que solo la unidad podía combatir la crisis climática.

El poderoso mensaje del multilateralismo de París se confirmaría en Belém: "Juntos somos fuertes. Juntos lucharemos y superaremos la crisis climática".

El mensaje final tras la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima de 2025 dice exactamente lo contrario: ¿Un plan para la eliminación gradual del petróleo, el carbón y el gas? ¡Ni hablar! Cada uno vela por su propio bienestar. El objetivo de 1.5 grados se considera prácticamente inalcanzable.

¡Las divisiones se han profundizado!

Las desavenencias entre Europa y los imperios de los combustibles fósiles como Arabia Saudí y Rusia, se han profundizado, al igual que la falta de respeto y el desprecio hacia el "Sur Global". Estados Unidos, bajo el liderazgo de Donald Trump, se frota las manos con las "Grandes Petroleras".

El desmantelamiento casi total de la política climática refleja el colapso del orden global en su conjunto. Se están incumpliendo acuerdos. Se están abandonando regulaciones desarrolladas conjuntamente.

El resurgimiento de los escépticos y negacionistas del cambio climático está provocando un bloqueo total de todo el tema del cambio climático. Esta tendencia va de la mano de las guerras y los conflictos comerciales.

No es casualidad que las líneas divisorias entre los Estados —entre las ambiciones de la política climática y los intereses particulares, como los de las naciones productoras de petróleo y gas— sean casi paralelas a la división entre sistemas democráticos y autoritarios. Entre estos conflictos se debaten las cuestiones de la guerra y la paz, o del libre comercio global y el proteccionismo extorsivo.

¡Y aun así, hay un documento final!

Este documento se titula la Decisión Mutirão. La palabra Mutirão proviene de la lengua de la comunidad indígena tupí de Brasil. Significa algo así como "esfuerzo conjunto". Sin embargo, al examinar su contenido, se trata de una exageración casi descarada.

El punto central de la controversia fue la mencionada eliminación gradual de los combustibles fósiles. Alrededor de 80 estados exigieron una hoja de ruta vinculante. Países como Arabia Saudita, con el apoyo de los demás estados del Golfo y Rusia, la bloquearon, alegando la seguridad energética y la dependencia de los ingresos provenientes de los combustibles fósiles.

Por lo tanto, la palabra "fósil" no aparece en absoluto en la Decisión Mutirão. Los esfuerzos conjuntos serían completamente diferentes en tiempos de calentamiento global causado por las emisiones de gases de efecto invernadero de origen fósil.

Financiación climática: un punto de fricción en las negociaciones

Los países más pobres exigieron mayor financiación para las energías renovables y la adaptación al cambio climático. El texto del "Mutirão" propone triplicar la financiación para 2035. La cantidad exacta de financiación y el año base siguen sin estar claros.

Un pequeño éxito de la COP 30 es el Mecanismo de Transición Justa, que prioriza la justicia social, por ejemplo, mediante la capacitación y el apoyo a los mineros del carbón en su transición hacia empleos sostenibles.

Dos temas se descuidaron especialmente en la COP 30: las demandas de los pueblos indígenas y la protección de los bosques.

La posición de los pueblos indígenas

Según la Asociación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), 2500 representantes asistieron a la conferencia climática en Belém. Sin embargo, según la APIB, solo el 14 % de ellos, es decir, unas 360 personas, recibieron acreditación para la Zona Azul, el área estrictamente controlada donde se llevan a cabo las negociaciones oficiales y donde pueden participar en los debates.

A pesar de todos los esfuerzos, los grupos indígenas se quedaron con las manos vacías. Ellos y sus demandas solo se mencionaron en el primer párrafo del documento final.

El Secretario General de la ONU, António Guterres, admitió al final de la sesión plenaria de clausura que muchos probablemente estaban decepcionados, especialmente los jóvenes, los pueblos indígenas y todos aquellos que sufren las consecuencias del cambio climático.

"A todos los que se manifestaron, negociaron, consultaron, informaron y se movilizaron: ¡No se rindan! ¡La historia está de su lado!". No obstante, Guterres animó a los participantes reunidos.

Los Bosques Tropicales

La conferencia no logró adoptar compromisos globales vinculantes para salvar las selvas tropicales. En cambio, elaboró una serie de iniciativas voluntarias, propuestas de financiación y declaraciones políticas.

El Presidium de la COP y varios países presentaron una "Hoja de Ruta para la Financiación Forestal". Esta hoja de ruta busca cerrar el déficit de financiación anual de aproximadamente 66,800 millones de dólares estadounidenses para la protección y restauración de los bosques tropicales para 2030. La iniciativa cuenta con el apoyo de unos 36 países, que en conjunto representan alrededor del 45 % de la superficie forestal mundial y el 65 % de la producción económica mundial.

Sin embargo, muchos componentes de la hoja de ruta son propuestas de financiación y cooperación que no están incluidas en los compromisos vinculantes de la ONU. Por lo tanto, dependen en gran medida de las promesas voluntarias de donantes, principalmente privados.

Para Brasil, el proyecto estrella en la COP fue la presentación del llamado "Fondo Bosques Tropicales para Siempre" (TFFF). Se trata de un novedoso fondo que busca recompensar a los países con bosques tropicales a largo plazo por sus esfuerzos para proteger sus bosques.

Ya en la primera semana de noviembre, durante el lanzamiento oficial de la iniciativa, funcionarios brasileños anunciaron el apoyo de 53 países, incluyendo 19 posibles inversores estatales. Alemania también ha comprometido mil millones de dólares estadounidenses al TFFF.

Queda por ver si la selva tropical y sus habitantes seguirán siendo tema de debate después de la conferencia. Sin embargo, debemos mantener viva la esperanza, ya que sin preservar el sumidero natural de carbono de las selvas tropicales, nos hundiremos aún más en la crisis climática.

Entonces, ¿qué significa la COP30 para el mundo? El multilateralismo de París es historia. No existe un plan global de eliminación gradual de los combustibles fósiles. En consecuencia, no se han establecido objetivos claros para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Existen algunos planes climáticos nacionales, pero en general son insuficientes para lograr una reducción de las emisiones.

La única excepción podría ser China, el mayor emisor de CO2. A pesar de las señales poco optimistas a nivel mundial, una economía descarbonizada, como la que China planea alcanzar para 2040/2045, podría, en última instancia, subrayar que el mundo basado en combustibles fósiles ha llegado a su fin. Y esa es precisamente la buena noticia que debemos recordar después de la COP30.