Las corrientes oceánicas se están acelerando: así lo revelan las nuevas mediciones de energía global en aumento

El océano, que absorbe el 90 % del calor extra, muestra corrientes más enérgicas: décadas de altimetría revelan un alza global de remolinos, con picos en Kuroshio y Corriente del Golfo. Señales que obligan a revisar modelos climáticos.

, Geosat Follow-On, CryoSat, SARAL/AltiKa y Sentinel-3A/B, son misiones que han permitido medir con gran exactitud la topografía superficial del mar. Y, a partir de ella, inferir la dinámica de las corrientes oceánicas.
Las corrientes oceánicas se están acelerando: así lo revelan las nuevas mediciones de energía global en aumento.

La Tierra ha experimentado un calentamiento global antropogénico impulsado por las emisiones de gases de efecto invernadero liberadas a la atmósfera desde el inicio de la Revolución Industrial. El océano es el principal reservorio de calor de la Tierra y ha absorbido el 90 % del exceso de ese calor antropogénico.

El cambio climático puede modificar el complejo sistema que constituye la circulación oceánica global, y es dinámicamente análoga al clima atmosférico.

La circulación oceánica desempeña un papel fundamental en el sistema climático global al redistribuir las masas de agua y sus propiedades, incluyendo el calor y el carbono, a través del océano. Al mismo tiempo, los cambios en el sistema climático no solo han calentado la capa superior del océano, sino que también han alterado la intensidad del viento, el calor y los flujos de agua dulce que actúan como fuerzas impulsoras de la circulación oceánica.

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A) Mapa global del campo de EKE promediado temporalmente, calculado para el período 1993-2022. B) Mapa que muestra las regiones de alta EKE. Créditos: Barbara Barceló-Llull, et al

Comprender la dinámica de estas corrientes es clave para mejorar la gestión del océano y anticipar los efectos del cambio climático. En un trabajo de investigación reciente, se analizaron los datos satelitales de las últimas tres décadas y han mostrado que la energía de los remolinos (responsables de cerca del 90 % del movimiento del océano) está creciendo de forma global, con un pulso especialmente fuerte en regiones como la corriente del Golfo o de Kuroshio. Señales que invitan a revisar cómo los modelos climáticos representan la circulación oceánica.

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Misiones como Geosat Follow-On, CryoSat, SARAL/AltiKa y Sentinel-3A/B, han permitido medir con gran exactitud la topografía superficial del mar, y a partir de ella, inferir la dinámica de las corrientes oceánicas.

La corriente de Kuroshio conocida como la “corriente negra”, es una fuerte corriente marina de frontera occidental localizada en el océano Pacífico noroeste. Comienza frente a la costa oriental de Taiwán y fluye hacia el noreste pasando por Japón, donde se funde con la corriente del Pacífico Norte. Es análoga a la corriente del Golfo en el océano Atlántico, que transporta agua tropical cálida hacia el norte, dirigiéndose a la región polar.

Tres décadas de datos analizados

Durante los últimos treinta años, la altimetría de alta precisión (que es la ciencia que se ocupa de medir las alturas de los diferentes puntos de la superficie del planeta), ha transformado nuestra comprensión de la circulación oceánica.

TOPEX/POSEIDON, ERS-1 y ERS-2, Jason-1/2/3, ENVISAT, Geosat Follow-On, CryoSat, SARAL/AltiKa y Sentinel-3A/B, son misiones que han permitido medir con gran exactitud la topografía superficial del mar. Y, a partir de ella, inferir la dinámica de las corrientes oceánicas.

La colaboración internacional en campañas de observación coordinada (que combinan satélites, boyas, submarinos autónomos y mediciones in situ), está permitiendo obtener un retrato más completo de estas corrientes.

Las corrientes oceánicas se componen de un flujo medio (o constante), y un flujo variable en el tiempo (variabilidad de mesoescala), que incluye meandros y remolinos. Esta combinación de varios altímetros permitió cartografiar estructuras más pequeñas, como remolinos y meandros, y analizar la variabilidad de mesoescala, donde se concentra la mayor parte de la energía del océano.

En particular, la campaña FaSt-SWOT, en el Mar del Norte, es capaz de detectar remolinos de apenas una decena de kilómetros con una precisión que antes era imposible. Son pequeñas estructuras que concentran energía y nutrientes y que pueden alterar el transporte de calor a escalas regionales.

Este logro tecnológico, como pasa con cada avance científico, es fruto de una historia colectiva. Detrás de SWOT se encuentra la comunidad altimétrica que, con enorme esfuerzo y cooperación, ha conseguido medir el nivel del mar con precisión de centímetros desde satélites a más de 800 kilómetros de altura.

Las corrientes oceánicas de estos datos se derivan de mediciones del nivel del mar recopiladas durante las últimas tres décadas por una constelación de altímetros satelitales con un número variable de misiones, que oscila entre dos y siete. La incorporación de nuevos satélites a lo largo del tiempo mejora la capacidad de cartografiar estructuras de mesoescala, a pesar de los errores variables en el tiempo que dependen del número de satélites utilizados.

Un océano que se calienta y acelera

Observar el mar nos ayuda a entender, si aumentan las olas de calor marinas, cómo cambian los ecosistemas acuáticos, siendo una herramienta para poder anticipar los impactos del cambio climático. En el Mar Balear, por ejemplo, la temperatura superficial ha subido en los últimos cuarenta años a un ritmo cercano a cuatro centésimas de grado por año (que es bastante). Los episodios de calor extremo de 2003 o 2022 siguen grabados en la memoria de sus aguas, recordándonos que el calentamiento es ya parte de nuestro presente.

La energía cinética asociada a la variabilidad de mesoescala, denominada Energía Cinética de Remolino, (EKE, por sus siglas en inglés) representa aproximadamente el 90 % de la energía cinética total de los océanos.

El objetivo de esta investigación consistió en evaluar si la variabilidad de mesoescala del océano global está cambiando durante la era altimétrica mediante el análisis de las tendencias globales de la EKE, una métrica comúnmente utilizada para determinar la intensidad de las corrientes oceánicas.

El estudio analizó 30 años de altimetría satelital (1993–2022) con dos productos: uno que integra todas las misiones (all-sat) y otro con un par constante de satélites (two-sat). Ambos muestran tendencias positivas de la Energía Cinética de Remolinos en el océano.

  • En la Corriente de Kuroshio, en la última década el aumento de EKE fue 6–7 veces más rápido, acumulando ~50% por encima de los valores medios, en línea con trabajos previos que la vinculan a la Oscilación Decadal del Pacífico.
  • Mientras que en la Corriente del Golfo, en la última década mostró una aceleración ~8.5 veces superior al período total y un incremento de ~20% respecto del promedio.

Las conclusiones desafían proyecciones de modelos climáticos y subrayan que hay que representar mejor los procesos de pequeña escala. También advierten que ampliar el conjunto de observaciones puede sobreestimar tendencias si no se controla. Con más años de datos y misiones como SWOT, la reevaluación continua y la validación multiplataforma serán claves para distinguir variabilidad natural de cambio antropogénico

El conocimiento sobre este tema es crucial para predecir el estado futuro de nuestros océanos y su papel en el sistema climático global.

El océano no entiende de fronteras, al igual que la atmósfera, y sus cambios nos afectan a todos porque los compartimos. Observar, medir y comprender el océano es un acto de cuidado hacia nosotros mismos y hacia el planeta.

Referencias de la noticia

Barbara Barceló-Llull, et al. "Kuroshio Extension and Gulf Stream dominate the Eddy Kinetic Energy intensification observed in the global ocean". Nature. 1 de julio, 2025.

Ananda Pascual Ascaso. "Corrientes marinas: ¿se está acelerando el pulso de los océanos?" 23 de octubre, 2025.