Esta isla en medio del océano Atlántico tiene un enigmático pozo de agua dulce
Entre murallas centenarias y cuentos de piratas, esta pequeña isla cerca de Caminha, litoral norte de Portugal, esconde un fenómeno inusual: agua dulce rodeada de mar. ¿Lo has visto?

¿Has oído hablar alguna vez de una pequeña isla en la desembocadura del río Miño, justo donde nace el Atlántico? Hablamos de Ínsua, frente a la costa de Caminha, norte de Portugal, uno de esos lugares que parecen sacados de un libro de aventuras.
"No es de extrañar que se haya convertido en uno de los secretos más fascinantes del norte de Portugal: un pedazo de territorio nacional que combina patrimonio, naturaleza y leyenda, y que sigue protegido por la marea, el viento e historias que perduran en el tiempo", escribe Travel MAGG.
Una isla con secretos
Ínsua, o más formalmente, la isla de San Isidro, es una maravilla poco conocida, un verdadero tesoro portugués escondido entre las aguas del Atlántico y el río Miño.
Para comprender su esencia, tenemos que imaginar una isla de granito, con muros de piedra que resisten al paso del tiempo y del mar; y recordar que, en un pasado lejano, monjes franciscanos pasaron por aquí en el siglo XIV. Y es así que empezamos a comprender su encanto.

Pero no acaba ahí. En el siglo XVII, cuando el rey Juan IV decidió que este lugar debía ser un baluarte contra invasores y corsarios, ordenó la construcción del Fuerte de Ínsua. Y, ojo, no era un fuerte cualquiera.
Algunos incluso dicen que, en tiempos de batalla, el romper de las olas contra las rocas circundantes servía de banda sonora a quienes defendían la costa.
Y hay un detalle curioso que le da a Ínsua un toque casi mágico: en medio del mar, hay un pozo de agua dulce. Sí, has leído bien, agua dulce en una isla rodeada de agua salada. Algo extremadamente raro que no hace más que añadir misterio y fascinación a este rincón de tierra.
Visitar Ínsua: una aventura entre la historia y la naturaleza
Si te gustan las historias, te encantará saber que la tradición oral local habla de piratas y tesoros escondidos. Valientes viajeros han intentado descubrir estos secretos, pero la verdadera magia de Ínsua reside en lo que no se puede ver: en el silencio de la isla, en las piedras desgastadas, en el viento que susurra historias antiguas.

Para llegar, la mejor opción es tomar un barco desde Caminha o Moledo. El viaje es corto, pero ya te da la sensación de entrar en otro mundo. Al desembarcar, te recibirá el faro, que ha vigilado la isla desde el siglo XIX, y la pequeña iglesia que aún se mantiene en pie, conservando recuerdos de fe y del mar.
Actualmente, puedes visitar Ínsua de diversas maneras. Puedes optar por visitas guiadas para quienes quieran explorar el fuerte y la isla con explicaciones detalladas, e incluso experiencias tipo 'escape room' para los más aventureros. Todo esto incluye el viaje en barco y, por supuesto, siempre dependiendo del mar y el viento.