El error que cometemos al comer mandarinas: lo más saludable suele ir a la basura
Aunque muchos desechan las hebras blancas por su aspecto o textura, estas fibras esconden los mayores beneficios de la fruta.

Durante años nos han dicho que comer fruta es esencial para la salud. Y aunque las mandarinas figuran entre las más populares en Chile durante el invierno, hay un detalle que pasa desapercibido: la mayoría de las personas elimina justo la parte más saludable. Nos referimos a esas hebras blancas que envuelven los gajos y que muchos consideran un estorbo.
Pero ¿sabías que al retirarlas estás perdiendo antioxidantes, fibra e incluso compuestos que ayudan a reducir el colesterol? Una experta en seguridad alimentaria explicó por qué deberíamos dejar de hacerlo y empezar a ver esta parte de la mandarina como un verdadero plus nutricional.
No son “hilachas” son nutrientes concentrados
La costumbre de pelar las mandarinas a fondo y retirar cualquier resto blanco no es tan inocente como parece. Esa capa fibrosa que suele rodear los gajos, llamada mesocarpio o albedo, es mucho más que un simple estorbo visual o gustativo: es una fuente concentrada de compuestos beneficiosos para la salud.
El tema se viralizó tras una advertencia realizada por Cristina Lora, experta en seguridad alimentaria, quien explicó que esta parte blanca puede contener hasta 20 veces más compuestos fenólicos que la pulpa. Además, es rica en pectina, una fibra soluble conocida por reducir el colesterol, mejorar la digestión y favorecer una microbiota intestinal saludable.

Esta fibra, en combinación con flavonoides como la hesperidina (un potente antioxidante con efectos antiinflamatorios), ayuda a disminuir los niveles de colesterol LDL -"malo"- en sangre y a regular el azúcar, ya que ralentiza la absorción de glucosa.
A su vez, su bajo aporte calórico y efecto saciante la hacen ideal para quienes buscan controlar el peso sin renunciar a un snack sabroso. Por si fuera poco, dejar parte del albedo mejora el aprovechamiento de vitamina C y otros antioxidantes naturales presentes en la fruta. Un detalle pequeño que puede traducirse en un gran beneficio para tu organismo.
¿Y qué pasa con el sabor?
A diferencia de lo que muchos piensan, el albedo no tiene un sabor amargo en la mandarina (como sí ocurre en otras frutas cítricas). De hecho, su presencia pasa casi inadvertida cuando los gajos están bien maduros.
Es decir, no afecta el sabor, no altera la textura de forma significativa y aporta beneficios comprobables. Solo por costumbre, y quizás por su apariencia fibrosa, muchos lo retiran sin saber que están perdiendo lo mejor de la fruta.
¿En qué otros alimentos ocurre algo similar?
Las mandarinas no son las únicas frutas en las que despreciamos por hábito partes con alto valor nutricional. Aquí algunos ejemplos relevantes:
Plátano
Esas finas fibras que muchos consideran “hilachas” y suelen retirar, están formadas por fascículos vasculares, encargados de transportar nutrientes en la fruta.

Son ricas en fibra y compuestos prebióticos, por lo que ayudan a mejorar la digestión y la flora intestinal. Además, la cáscara del plátano, aunque poco común en la dieta occidental, es comestible, con alto contenido en potasio, antioxidantes y triptófano.
Peras y manzanas
Tanto la pera como la manzana suelen pelarse antes de comer, lo que implica perder una buena parte de sus nutrientes. Su cáscara es rica en fibra insoluble, antioxidantes y vitamina C.

En las manzanas destaca la quercetina, un flavonoide con propiedades antiinflamatorias y cardioprotectoras. Las peras, en tanto, aportan compuestos con efecto prebiótico que benefician la microbiota intestinal. Siempre que estén bien lavadas y provengan de fuentes seguras, consumir estas frutas con su piel es una forma sencilla de potenciar sus beneficios.
Kiwi
Aunque la mayoría lo pela antes de comerlo, el kiwi se puede consumir entero. Su cáscara, aunque algo áspera, es rica en fibra dietética, hasta tres veces más que la pulpa, lo que mejora la digestión y prolonga la sensación de saciedad.

Además, contiene vitamina C, vitamina K y compuestos antioxidantes como flavonoides y carotenoides, que ayudan a combatir el estrés oxidativo y fortalecen el sistema inmunológico. Su consumo con cáscara también se ha relacionado con un índice glucémico más bajo, lo que lo convierte en una excelente opción para personas que buscan controlar sus niveles de azúcar en sangre.
Pequeños cambios que suman salud
Aunque parezca un gesto menor, no eliminar las hebras blancas de las mandarinas puede marcar una diferencia si las consumes a diario.
No necesitas comerlas por separado ni hacer un esfuerzo extra, solo dejar de sacarlas y acostumbrarte a su presencia. Además, este cambio contribuye a reducir el desperdicio alimentario, una acción positiva tanto para tu cuerpo como para el planeta.
Referencias de la noticia:
- González, A. (2025). Una experta en seguridad alimentaria advierte del error al comer mandarinas: “Es la parte más saludable”. 20 Minutos.
- WebMD. (2024). Banana Peel: Health Benefits, Nutrients, Preparation, and More.
- Hussain, T., Kalhoro, D. H., & Yin, Y. (2023). Identification of nutritional composition and antioxidant activities of fruit peels as a potential source of nutraceuticals. Frontiers in Nutrition, 9.