¿Hora del té en la Luna? Científicos demuestran que la agricultura espacial es posible

Un estudio británico logró cultivar plantas de té en suelo lunar simulado. El hallazgo abre nuevas perspectivas para las misiones que buscan establecer bases en la Luna y también ofrece soluciones frente a los desafíos agrícolas en la Tierra.

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El hallazgo abre una puerta concreta hacia la agricultura espacial. Crédito: Chris Wenham.

Las principales agencias espaciales del mundo —NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA), la Agencia Nacional Espacial China (CNSA), entre otras— se preparan para volver a enviar astronautas a la Luna por primera vez desde la era Apolo. Estas misiones, que se extenderán más allá de la órbita baja terrestre tras más de cinco décadas, enfrentan enormes retos logísticos.

A diferencia de la Estación Espacial Internacional, que puede recibir suministros en pocas horas gracias a cohetes como el Falcon 9, los viajes lunares requieren vehículos mucho más pesados y un trayecto de al menos tres días. Por eso, cobra fuerza el concepto de utilización de recursos in situ (ISRU, por sus siglas en inglés): aprovechar materiales locales para generar agua, combustible, alimentos y hasta materiales de construcción.

En este escenario, un recurso fundamental es el hielo presente en los cráteres del polo sur lunar, clave para obtener agua potable y combustible. El regolito, la fina capa de polvo que cubre la superficie lunar, también puede transformarse en materiales de construcción. Y lo que parecía más lejano —cultivar alimentos en suelo extraterrestre— empieza a convertirse en una posibilidad real.

Té cultivado en suelo lunar simulado

Un reciente estudio de la Universidad de Kent, en el Reino Unido, demostró que es posible cultivar plantas de té en un simulante de suelo lunar. La investigación fue liderada por el profesor Nigel Mason, especialista en física molecular, y la doctora Sara López-Gomollón, experta en biología de ARN vegetal, en colaboración con la empresa británica Dartmoor Estate Tea, la productora Lightcurve Films y la red científica Europlanet.

La iniciativa surgió tras la participación del científico planetario independiente Maarten Roos-Serote en un congreso europeo, donde se interesó por los experimentos de agricultura espacial que se realizaban en Kent. Junto a Jo Harper, cofundadora de Dartmoor Estate Tea, aportaron las plantas para el experimento.

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La Dra. Sara López-Gomollón acompañada por las estudiantes del proyecto Anna-Maria Wirth y Florence Grant. Crédito: Chris Wenham

Los investigadores plantaron ejemplares jóvenes en tres tipos de suelo: simulante lunar, simulante marciano y un suelo de control de origen devónico (del período geológico Devoniano). Se recrearon además las condiciones ambientales de un hábitat espacial, controlando la humedad, la temperatura y la iluminación.

Los resultados fueron claros: las plantas en suelo lunar crecieron tan bien como las del grupo de control, mientras que las cultivadas en suelo marciano no lograron desarrollarse.

Una tradición británica en el espacio

“El equipo de Dartmoor Estate Tea se ha sentido encantado de colaborar en este estudio. Nuestra experiencia cultivando té en condiciones poco convencionales ha contribuido a los resultados”, afirmó Jo Harper. Incluso destacó que las mejoras observadas en el experimento ya se aplican a sus cultivos en Devon.

Para los responsables del proyecto, el hallazgo abre una puerta concreta hacia la agricultura espacial. “Estamos entrando en una nueva era, en la que pensamos en asentarnos en la Luna o Marte. Una de las primeras preguntas es: ¿qué van a comer las personas? Estos experimentos muestran que plantas terrestres como el té pueden cultivarse en suelos lunares dentro de invernaderos”, señaló el profesor Mason.

Con un toque de humor británico, agregó: “Quizás en las futuras bases lunares no falte una buena pausa para el té”.

Impacto en la Tierra y próximos pasos

El estudio no solo tiene implicaciones para las misiones espaciales. También ofrece aprendizajes valiosos para la Tierra. En un contexto de cambio climático y suelos cada vez más degradados por la sobreexplotación agrícola, entender cómo sobreviven las plantas en entornos extremos puede ayudar a restaurar tierras estériles y mejorar la resiliencia de los cultivos.

La doctora López-Gomollón adelantó que el próximo objetivo será estudiar más de cerca la fisiología de las plantas que crecieron en el simulante lunar y ampliar los ensayos a otros cultivos. “Así como nuestro conocimiento sobre cómo las plantas responden al estrés en la Tierra nos sirve en la agricultura espacial, también queremos aplicar lo aprendido en ambientes extraterrestres extremos para mejorar la producción aquí”, explicó.

Los resultados fueron presentados en el primer taller europeo de agricultura espacial, realizado en Bratislava, Eslovaquia, marcando un nuevo paso en la investigación sobre cómo alimentarse en el espacio.