¿Cenas con queso y sueñas raro? La ciencia encuentra una posible conexión

Un estudio canadiense revela cómo los lácteos, el azúcar y las comidas nocturnas pueden colarse en tus sueños y afectar tu descanso.

Pesadilla
El estudio reclutó a mas de mil jóvenes canadienses, descubriendo que síntomas digestivos, como hinchazón o cólicos nocturnos, actuarían como desencadenantes de las pesadillas nocturnas.

Hay noches en que todo parece normal. Te acuestas con el estómago lleno, apagas la luz y cierras los ojos. Pero horas después, estás atrapado en un sueño extraño, incómodo o francamente perturbador. ¿Te suena?

Tal vez no fue la película que viste ni el estrés del día. Tal vez fue el queso. O el postre. O simplemente, la hora en que cenaste.

Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Montreal sugiere que la dieta, y en especial ciertas sensibilidades alimentarias, podrían estar detrás de las pesadillas. Sí, esas de las que te despiertas con el "cuerpo cortado" y sin ganas de volver a dormir.

Cuando el estómago manda en tus sueños

La investigación encuestó a más de mil estudiantes en Canadá y encontró que casi el 25 % sentía que ciertos alimentos empeoraban su sueño. Entre los más señalados: los lácteos, los dulces y los platos picantes.

Y aunque solo un pequeño grupo creía que la comida afectaba sus sueños, los datos revelaron otra cosa. Quienes sufrían de intolerancia a la lactosa o alergias alimentarias reportaban más pesadillas, más frecuentes y más intensas.

“Estos nuevos hallazgos implican que cambiar los hábitos alimentarios de las personas con algunas sensibilidades alimentarias podría aliviar las pesadillas”, explicó Tore Nielsen, autor principal del estudio, en un comunicado publicado en el sitio New Atlas.

La investigación, publicada en la revista Frontiers in Psychology, señala además que quienes cuidaban su alimentación y evitaban comidas pesadas en la noche reportaron sueños más tranquilos y mejor calidad de descanso.

Comer tarde no ayuda

El cuerpo no se “apaga” cuando dormimos. Las señales físicas como dolor, incomodidad, y tensión, pueden infiltrarse en los sueños, transformándose en imágenes cargadas de emociones.

Conexión mente alimentación
Esa conexión entre cuerpo y mente, entre tripas y cerebro, nos ayuda a entender por qué ciertos alimentos provocan sueños tan vívidos o perturbadores.

Por esto, el estudio destaca que uno de los hallazgos claves fue el impacto de los horarios en los que comemos.

Quienes cenaban muy tarde o comían durante la noche presentaban peor calidad de sueño, más despertares y sueños más negativos.

No es casualidad. Dormir mientras el cuerpo aún está ocupado digiriendo es como tratar de leer mientras alguien martilla en la misma habitación.

Tal como explica el grupo de investigación, el eje intestino-cerebro, es una autopista bioquímica en constante investigación que podría ser la vía por la que una molestia digestiva se convierte en una pesadilla.

Lo que sueñas también pasa por lo que hay en tu plato

No hace falta ser intolerante a la lactosa para haber tenido una mala noche después de una cena copiosa. Pero ahora, la ciencia empieza a explicar por qué.

Lo que comemos, cómo lo digerimos y a qué hora lo hacemos podría estar colándose en nuestros sueños más de lo que pensábamos.

Esta investigación concluyó que hábitos como consumir frutas, verduras o infusiones antes de dormir se asociaron con una experiencia onírica más positiva y un descanso reparador.

Comer ligero y temprano puede ser una estrategia simple para dormir mejor y soñar más bonito.

Resulta que el refrán popular tenía algo de razón: somos lo que comemos… incluso cuando soñamos.

Así que si el menú nocturno incluye queso, dulces y trasnoche, no culpes solo a tu mente si despiertas en medio de una pesadilla.

Referencias de la noticia:

- Nielsen, T. et al. (2025). More dreams of the rarebit fiend: food sensitivity and dietary correlates of sleep and dreaming. Frontiers in Psychology.

- Paul McClure. (2025). Your gut is pulling the strings behind cheese dreams. New Atlas.