¿Colapso del vórtice polar? Un sorprendente fenómeno meteorológico podría sumir pronto a Europa en un invierno glacial

Un fenómeno apenas visible en las capas altas de la atmósfera determina si nos congelamos o nos sobra ropa en invierno, y en tiempos recientes muestra señales claras de inestabilidad.

El vórtice polar es un potente sistema de corrientes situado a unos 30 kilómetros de altura, que se forma durante el invierno boreal sobre el Ártico. Este flujo de viento circular confina las masas de aire frío ártico y normalmente las mantiene alejadas del continente europeo.

Mientras el vórtice permanece estable, sus vientos hacen que el frío permanezca "atrapado" muy al norte de nosotros. Pero tan pronto como el vórtice se vuelve inestable o incluso colapsa, estas masas de aire frío se redistribuyen. Es precisamente en estos momentos cuando pueden producirse olas de frío extremo y largos periodos invernales en Europa, incluso en una época de cambio climático.

El colapso: cómo un calentamiento repentino puede desestabilizar el vórtice polar

Un calentamiento súbito estratosférico (SSW, por sus siglas en inglés) es un calentamiento repentino y drástico de la parte superior de la atmósfera sobre el Ártico. En pocos días, las temperaturas pueden subir entre 30 y 50 grados, un cambio brusco que tiene consecuencias de gran alcance.

Cuando el vórtice polar se desestabiliza, las irrupciones de aire muy frío pueden extenderse hasta latitudes meridionales de Europa.

Este calentamiento perturba el vórtice polar y puede dividirlo, desplazarlo o hacer que colapse por completo. Como consecuencia, las masas de aire frío ya no fluyen ordenadamente hacia el este, sino que se desplazan sin control hacia el sur, por lo que regiones de Europa central y meridional pueden verse repentinamente afectadas por un frío siberiano. Aunque estos fenómenos son cada vez más observables, siguen siendo difíciles de predecir.

Ejemplos del pasado reciente: cuando el invierno se sale de control

Históricamente, ha habido varios inviernos en los que un vórtice polar inestable ha alterado la circulación atmosférica.

El invierno de 2009/2010 se considera emblemático: Europa sufrió una ola de frío sin precedentes, con grandes nevadas, heladas persistentes y condiciones caóticas para el transporte durante semanas. También febrero de 2018 trajo, con la mediática "Bestia del Este", un frío intenso y vientos helados del este hasta el corazón de Europa occidental.

El vórtice polar es una fuerte corriente de aire circumpolar en la estratosfera sobre el Ártico. Rodea el Polo Norte y mantiene compactas las masas de aire frío. Si se altera o colapsa, el aire helado puede descender hacia el sur, con efectos drásticos en el tiempo invernal en Europa y América del Norte.

Por lo tanto, estos fenómenos meteorológicos no son un mito, sino que son reales y cuantificables. Sin embargo, no todos los SSW provocan automáticamente una ola de frío. Lo que importa es hacia dónde se dirige el aire frío ártico, un factor que depende de numerosos elementos, como los regímenes de presión, los patrones de viento e incluso la extensión de la capa de nieve en Asia.

Cambio climático y vórtice polar: ¿serán más probables los inviernos extremos?

Paradójicamente, según los expertos en climatología el cambio climático podría aumentar el riesgo de perturbaciones en el vórtice polar. El Ártico se calienta más rápidamente que otras regiones, lo que reduce las diferencias de temperatura entre el norte y el sur, precisamente las que alimentan el vórtice.

Al mismo tiempo, hay indicios de que el aumento de las nevadas en otoño en Siberia o los cambios en las corrientes oceánicas pueden alterar la corriente en chorro y, en consecuencia, el vórtice polar. Aunque estas relaciones aún no se han demostrado con certeza, muchos modelos climáticos apuntan a un aumento de las situaciones invernales extremas en las próximas décadas. Por lo tanto, aún no se sabe con certeza si nos espera un nuevo "invierno del siglo", pero las señales en el cielo no deben ignorarse.

¿Qué podría pasar este invierno y por qué los meteorólogos están observando con atención?

La fase crítica para un posible colapso del vórtice polar suele comenzar en enero. Los meteorólogos ya están vigilando los patrones de circulación y las variaciones de temperatura inusuales en la estratosfera.

Si se produce un calentamiento súbito estratosférico, y su intensidad, determinará si tendremos un invierno suave y lluvioso o una ola de frío con nieve y heladas. Las últimas actualizaciones de los modelos muestran fuertes oscilaciones del viento zonal sobre el Ártico, lo que podría ser una señal temprana. Una cosa es segura: quienes esperan un invierno templado y tranquilo podrían llevarse una fría sorpresa en unos meses.