¿Por qué tratamos a nuestros perros como hijos? Según la ciencia, la culpa es de 40,000 años de evolución

¿Por qué mimamos tanto a nuestros perros? Este 21 de julio, Día Mundial del Perro, la ciencia nos da una pista: compartimos 40,000 años de evolución con ellos, y ese vínculo es tan fuerte como el que sentimos por un hijo.

Perros.
En el Día Mundial del Perro, celebramos a quienes llevan 40.000 años a nuestro lado. Según la ciencia, su capacidad para leernos emocionalmente no es casualidad: evolucionaron para comprendernos, protegernos y amarnos como parte de su manada.

¿Duermes con tu perro? ¿Le hablas como si te entendiera? ¿Le celebras el cumpleaños con torta y gorrito? Tranquilidad: no estás solo. La ciencia tiene una explicación fascinante para ese vínculo tan profundo. Y sí, tiene que ver con la evolución... y con tus hormonas.

Un reciente artículo de National Geographic, respaldado por estudios científicos publicados en PLOS ONE, confirma que el lazo entre humanos y perros no es solo una moda ni capricho millennial: es el resultado de decenas de milenios de evolución compartida. La domesticación de los perros moldeó nuestras emociones tanto como las de ellos.

Una amistad milenaria y profundamente emocional

Todo comenzó hace unos 40,000 años, cuando algunos lobos más dóciles se acercaron a los campamentos humanos en busca de comida. En lugar de asustarse, los humanos empezaron a convivir con ellos. Ese fue el primer paso hacia una relación única en la historia evolutiva.

Hace 40.000 años comenzó una amistad única: los lobos que entendieron al humano, evolucionaron en perros.

Con el tiempo, estos animales dejaron de ser simplemente útiles y se transformaron en compañeros. Cambiaron su apariencia, su comportamiento y su forma de comunicarse para adaptarse a nuestras emociones. Los que mejor entendían a los humanos sobrevivían y se reproducían. Así nació el perro tal como lo conocemos hoy.

Cuando tu perro se acurruca a tu lado al verte triste, no es ternura al azar: es empatía evolucionada. 🐶💛
Cuando tu perro se acurruca a tu lado al verte triste, no es ternura al azar: es empatía evolucionada.

Hoy sabemos que su capacidad para leer nuestras emociones no es un accidente. Han desarrollado la habilidad de interpretar nuestro lenguaje corporal, nuestros gestos y hasta nuestros estados de ánimo. ¿Te ha pasado que tu perro se acurruca a tu lado cuando estás triste? No es coincidencia, es ciencia.

Oxitocina, miradas y el fenómeno de los "perrhijos"

La ciencia ha demostrado que cuando miras a los ojos de tu perro, tu cuerpo libera oxitocina, la misma hormona que se activa en el vínculo entre madres e hijos. Pero eso no es todo: también se activa en el perro. Ambos se conectan emocional y químicamente.

El estudio reveló que las áreas cerebrales que se encienden al ver a nuestros perros son similares a las que se activan al ver a nuestros hijos. Para nuestro cerebro, esa criatura peluda con cola es parte de la familia, y punto.

Cuidar a quien te cuida: una alianza de 40.000 años que convirtió al perro en familia y compañero de vida.
Cuidar a quien te cuida: una alianza de 40.000 años que convirtió al perro en familia y compañero de vida.

Hoy muchos perros tienen seguros médicos, mochilas, cochecitos y cuentas de Instagram. Puede parecer exagerado, pero esta forma de amor tiene raíces profundas: cuidar a quien te cuida fue —y sigue siendo— una estrategia evolutiva ganadora. Ellos nos daban compañía, seguridad, ayuda para cazar. Nosotros les dimos hogar.

Y así, sin darnos cuenta, terminamos haciéndoles camas más cómodas que las nuestras, hablándoles como bebés y celebrando sus cumpleaños. ¿Una locura moderna? Para nada. Es el resultado de 40.000 años de evolución conjunta, de un vínculo tan fuerte que nos cambió el cerebro.

Referencias de la noticia

National Geographic. ¿Llamas a tu perro “peluche”? No es una obsesión, es ciencia.

PLOS ONE. Patrones de activación cerebral cuando las madres observan a su propio hijo y perro: un estudio de fMRI.